Derechización de Europa
El 11 de noviembre recién pasado, el día de independencia de Polonia, por las calles de Varsovia desfilaron unos 60 mil jóvenes de extrema derecha exhibiendo los eslóganes nacionalistas, antieuropeos, fascistas y abiertamente xenófobos. La marcha tenía aspecto violento, aunque menos que los años pasados, ya que esta vez la policía, por consignas superiores, no intervino. Cada año, el aniversario patrio constituye para las organizaciones de extrema derecha una oportunidad para la exaltación de identidad nacional y para adueñarse de la calle.
El nacionalismo en Polonia florece con la protección del partido de derecha PiS, actual partido de gobierno, que indirecta y directamente fomenta fortalecimiento de la ‘juventud nacionalista’ formada por las diferentes organizaciones de corte católico, social y político, y hasta por los hinchas de los clubes de fútbol. Todos ellos participaron en la marcha, algunos mostrando el saludo fascista, algunos con las caras cubiertas, otros con banderas nacionales. Los jóvenes marcharon gritando los eslóganes que en la práctica apoyan a las políticas del gobierno: ‘Polonia para los polacos’, ‘No a la islamización’, ‘Europa solo para los blancos’, ‘Fuera los comunistas’, ‘No a los refugiados’, ‘Evangelio si, Corán no’, ‘Queremos a Dios’... El ministro del gobierno hablaba de los marchistas con benevolencia y de hecho aseguró la protección a la marcha. Algunos miembros de la Iglesia Católica dieron su bendición. Otra parte de la sociedad miró horrorizada. De forma evidente la sociedad polaca vive ahora dividida, mientras que el gobierno prepara acciones para obtener el mayor control de los medios y poder reprimir a la oposición.
En otros países europeos, la extrema derecha progresa por vía electoral. El éxito más impresionante constituye la victoria del joven (31 años) Sebastián Kurz, futuro canciller de Austria, cuyo Partido Popular ganó las últimas elecciones legislativas con 32%. En Francia el bien conocido Frente Nacional (FN) desplazó al partido tradicional de derecha con la entrada de Marine Le Pen a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, donde obtuvo 34% de los votos. La entrada al Parlamento alemán de 92 parlamentarios (sobre un total de 709) del partido de extrema derecha ‘Alternativa para Alemania’ cambió radicalmente el panorama político para la canciller Ángela Merkel.
Los partidos de extrema derecha existen también en otros países europeos y gozan de creciente popularidad. Es interesante preguntarse cuál es la motivación de los electores que votan por estos partidos. Los temas principales que empujan a la gente (sobre todo gente pobre y de los pueblos pequeños) hacia las ideologías de derecha son la crisis de inmigración, amenaza del terrorismo y la falta de empleo, temas importantes pero a lo mejor coyunturales.
Los resultados electorales de los partidos de extrema derecha son mejores que antes y reflejan las frustraciones y miedos de los votantes. Los cambios, que se operan en perjuicio de los grandes partidos tradicionales muestran no solo una tendencia hacia la derechización de las sociedades nacionales europeas, sino también el fracaso de las políticas más que todo sociales. Asimismo, de una manera paradójica, el progreso de la extrema derecha, logrado gracias a los votos, representa una amenaza para el propio sistema republicano a causa de los valores antidemocráticos, autoritarios y racistas de la extrema derecha.
El autor es comunicador social
Columnas de STANISLAW CZAPLICKI