Mensajes de las elecciones chilenas
Los resultados de las elecciones generales realizadas el domingo en Chile han provocado varias sorpresas y remezones, pues había la generalizada percepción —estimulada por encuestas que han quedado muy mal paradas— de que el expresidente Sebastián Piñera (candidato de Chile Vamos, de centro derecha) obtendría una contundente victoria, de poco más del 40 por ciento, y que su rival más próximo, Alejandro Guillier (candidato de la oficialista Nueva Mayoría), se situaría cerca al 20 por ciento. Las demás candidaturas, se estimaba, serían poco menos que testimoniales.
Sin embargo, Piñera obtuvo el 36,6% de la preferencia electoral, Guillier el 22,7% y la periodista progresista Beatriz Sánchez (candidata del izquierdista Frente Amplio) al 20,3%. En tanto, José Kast (candidato del ultraconservador Por todo Chile) alcanzó al 7,92%. En cifras absolutas, según cálculos de las agencias, la izquierda obtuvo 3.600.000 votos, frente a 2.900.000 de la “derecha”. Así, dos personajes son clave para acceder al poder: Sánchez en la izquierda y Kast en la derecha.
Pero hay un tercer actor clave: la abstención. En la primera vuelta, ésta ha alcanzado al 53%, y es de suponer que los dos candidatos más votados se esforzarán para que este porcentaje se reduzca radicalmente.
En ese escenario, Chile se encuentra ante una difícil encrucijada: ingresar en una vorágine polarizadora o, más bien, sobre la base de su memoria histórica y las demandas que la sociedad plantea, tener la capacidad de recrear, con profundos cambios, un escenario de permanente negociación y diálogo que les permita, en forma simultánea, atender esas demandas y consolidar su sistema democrático. En este sentido, una masiva participación electoral sería clave para definir el camino en uno u otro sentido.
Desde el país, conviene recordar que si bien el tema de la relación entre Chile y Bolivia no ha sido un punto principal del debate electoral, sí hubo una clara adhesión de la candidata del Frente Amplio a encontrar una solución negociada con Bolivia a su demanda de obtener una salida soberana al Océano Pacífico, posición que sin tanta claridad ha sido respaldada por el candidato Enrique Ominami. Es de esperar que ante la posibilidad de acceder al poder esta posición se mantenga y no se repita, como en anteriores oportunidades, que una simpatía por nuestra demanda expresada en el llano, sufrió un radical cambio al llegar al poder, por lo que nos convendría, especialmente en los altos niveles gubernamentales, guardar un prudente silencio
El 17 de diciembre, en todo caso, se despejarán muchas dudas.