Fallas en Bolivia en la prevención del VIH
Hace 29 años, cuando un día como hoy en 1988 se identificó al Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) y su consecuencia, el Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida (SIDA), como el más grave problema de salud que tendría que afrontar la humanidad durante muchas décadas se instituyó el 1 de diciembre como día dedicado a llamar la atención de los Gobiernos del mundo, de las organizaciones de la sociedad, de cada una de las personas, y especialmente de las más jóvenes, sobre la imperiosa necesidad de mantener un permanente un estado de alerta para afrontar el mal.
Desde entonces, se publica anualmente el “Informe sobre la Respuesta Global al VIH/sida”, en el que se hace una minuciosa evaluación de la manera como esta epidemia o está siendo combatida en cada uno de los países del planeta. Y sobre la base de esos datos, se elaboran las políticas públicas encaminadas a mejorar los resultados.
Este año, el informe fue publicado bajo el título “Prevención de la infección por el VIH bajo la lupa” y dedica su atención a analizar los avances y desafíos de los sistemas de salud en prevenir la transmisión del VIH, lo que implica dar especial importancia a la educación e información. Los resultados de casi tres décadas han demostrado que también en este caso se aplica el sabio adagio popular según el que “más vale prevenir que curar”.
En lo que a los balances estadísticos se refiere, el informe 2017 puede ser interpretado con una visión pesimista u optimista, dependiendo el ángulo y de la región geográfica desde donde se mire el problema.
Lamentablemente, como también ya es una constante, Bolivia no deja de figurar entre los países con más motivos para la preocupación. Según los datos del Programa Nacional ITS/VIH/Sida, hasta septiembre de 2017, se han diagnosticado a 20.056 personas con VIH y de éstas solamente 7.210 reciben tratamiento antirretroviral; estos datos muestran que hay una cantidad importante de personas que, pese a conocer su diagnóstico de VIH, no reciben su tratamiento.
El Instituto para el Desarrollo Humano – Bolivia, una de las instituciones con más experiencia en este tema, con razón interpreta esas cifras como resultado de graves deficiencias en las políticas preventivas, las relacionadas con la educación e información. Es de esperar que esos datos y las experiencias ajenas sirvan para mejorar la manera como está siendo afrontado el mal.