¡A las urnas!
Hasta antes de conocerse la Sentencia Constitucional 0084/17, por la que se habilita una cuarta postulación continua del Primer Mandatario, los comicios de hoy, organizados para elegir a las autoridades del Órgano Judicial Plurinacional (OJP) y el Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP), estaban circunscritos a esa razón.
Sin embargo, la deleznable argumentación para justificar esa habilitación y las reacciones cuasi humillantes hacia la población de las principales autoridades del Estado y dirigentes del MAS, han provocado que estas elecciones se conviertan también en un simbólico carácter plebiscitario respecto a la gestión gubernamental.
Más allá de esas particulares condiciones circunstanciales, es necesario recordar que la ciudadanía habilitada está obligada a acudir a las urnas y ejercer su derecho al voto. Para el efecto, tiene tres posibilidades: una, votar por los candidatos (hombres y mujeres) de su preferencia, abstenerse de ejercer su derecho a elegir y depositar su voto sin especificar adhesión alguna (voto blanco) o anular su voto.
Como han aconsejado los obispos de la Conferencia Episcopal Boliviana (CEB) los ciudadanos deben votar “en conciencia”; es decir, aquilatando de la mejor manera los diversos criterios expuestos en el debate público por los postulantes y pensando en el bien común.
Se trata, asimismo, de una oportunidad para ratificar la adhesión ciudadana al voto “igual, universal, directo, individual, secreto, libre y obligatorio, escrutado públicamente” como establece la Constitución Política del Estado (CPE), en momentos en que algunas corrientes autoritarias, que al parecer van ganando peso dentro del Gobierno y el MAS, amenazan con eliminar, si nos atenemos a una duras declaraciones del Primer Mandatario vertidas en forma previa a la sentencia constitucional mencionada.
No hay que olvidar que desde la recuperación del sistema democrático, en 1982, la ciudadanía ha participado masivamente en las elecciones que se han realizado en este tiempo, participación que se consolidó cuando, en 1992, se constituyeron las entonces denominadas cortes electorales con personalidades de reconocido prestigio moral y profesional, y se lo ha hecho cambiando radicalmente, en función a sus intereses, visiones y confianzas, sus preferencias político-ideológicas.
De ahí que la participación masiva en las elecciones de mañana, cualquiera sea el voto que se emita, se convierte también en un nuevo apoyo al sistema democrático, uno de cuyos pilares es la elección mediante el voto “igual, universal, directo, individual, secreto, libre y obligatorio, escrutado públicamente”.
Son pues razones más que suficientes para que todos acudamos hoy a las urnas …