Con el viejo bulto a la espalda
La norma aun siendo tan draconiana en potencia como parece, no sería tan temible si existiera en el país una justicia independiente y confiable
no es la mejor manera de iniciar una nueva gestión. Pero así son las cosas. Y con todo, la semana que va de Navidad a Año Nuevo es muy especial. Muchos están ausentes; los centros laborales trabajan a media máquina, y casi toda decisión importante se posterga para después. En muchos países, y alguna vez también en Bolivia, sale el decreto de la amnistía política: los exiliados vuelven a la patria y un regocijo inmenso reina en la familia. El indulto presidencial es también de estas fechas; un gesto de generosidad que exalta la imagen del gobernante.
Si no recordamos mal, es el filósofo español José Ortega y Gasset quien aconsejaba efectuar un alto en el camino antes de proseguir la marcha. Suelen confrontar dificultades –decía– los que no practican ese elemental recurso reflexivo para reorientar el rumbo de la vida. Desde la prensa argentina, el autor del famoso libro La rebelión de las masas (1929) ejercía en su tiempo una gran influencia sobre el pensamiento latinoamericano.
Los políticos son los que menos practican la reflexión autocrítica. Por eso muchas cosas van en ese viejo bulto mencionado. No se sabe cuántas, pero de haberlas, sí las hay. He aquí algunas que se avizoran de lejos. Aún falta bastante para las próximas elecciones, pero ya se proclamó –a contrapelo– el candidato oficialista. “No por mucho madrugar amanece más temprano”, dice el refrán. No se supo asumir con dignidad la derrota y otra vez se apuesta al azar, tras haber perdido cuatro veces en las urnas. No quieren ver que la actitud de rechazo ya está en la opinión pública, y la convicción colectiva de ésta no cambia.
Lo de los médicos tiene cierta relación con el sistema judicial. La norma aun siendo tan draconiana en potencia como parece, no sería tan temible si existiera en el país una justicia independiente y confiable. Con terquedad increíble se ha repetido la parodia electoral de 2011; esos jueces antes de irse emitieron un fallo que es a todas luces un prevaricato colosal. Y tal como estaba conformado el TCP, no había ninguna posibilidad de que sus decisiones fueran distintas a la que se esperaba. Sus reemplazantes no son harina de otro costal.
Para respaldar la viabilidad del Art. 205 del Código Penal se ha invocado la situación de otros países, pero Bolivia no está entre esos “otros”. Es una realidad innegable aquella de que el servicio de salud pública es mala; y seguramente no porque tengamos médicos deficientes sino porque –en la mayoría de los casos– las condiciones materiales, instrumentales y técnicas son muy precarias. Lo que alguien afirmó en estos días que el país no cuenta con una política de salud definida, debe de ser verdad. Los hechos parecen confirmarlo.
El autor es escritor, miembro del PEN Bolivia.
Columnas de DEMETRIO REYNOLDS