Un conflicto que se expande
En forma irresponsable las autoridades de gobierno han dejado crecer el conflicto con los médicos del país sin percatarse de que éste, en su desarrollo, ha permitido que varios sectores de la sociedad se hayan dado cuenta del carácter regresivo y autoritario del denominado nuevo Sistema de Código Penal.
Ahora ya no son sólo los médicos los que protestan. Los grupos contrarios a la ampliación de las causales para poder practicar un aborto legal se han vuelto a reagrupar, más aún en el caso de la Iglesia Católica, espacio en el que se tiene la percepción de que las autoridades han actuado de muy mala fe al promulgar la norma inmediatamente después de que el Primer Mandatario se reuniera con el papa Francisco.
También se sienten agredidos los transportistas, los dirigentes sindicales (incluida la COB, otrora aliada del Gobierno), las universidades y no hay día en el que no aparezca un sector que se siente afectado por varios artículos de esa norma, entre otros, los que penalizan la protesta social.
Así, siendo el conflicto con los médicos el que mayor nivel de tensión ha alcanzado (particularmente por la forma grosera en que las autoridades han tratado el tema, que incluso ha permitido que errores cometidos por la dirigencia de ese sector fueran minimizados), no son fáciles de enfrentar los que se avecinan con otros sectores. Pueden adquirir mayor gravedad en el corto plazo los que surjan con el transporte y el magisterio, y si se concretan las acciones dirigidas a rearticular al movimiento cívico nacional.
En consecuencia, si el Gobierno mantiene la actitud actual (como descalificar las movilizaciones con argumentos poco convincentes, seguir buscando enemigos inexistentes como una genérica “derecha” o el “imperialismo”), o exigir, olvidando su propio pasado, cumplir determinadas condiciones para avenirse a dialogar, lo más probable es que más bien aticen los conflictos que, pasado un cierto umbral, como nos enseña nuestra historia, pueden desencadenar procesos sociales de consecuencias imprevisibles.
La situación se agrava, además, porque paralelamente la ciudadanía mantiene su rechazo al empecinamiento de las autoridades de gobierno de prorrogarse indefinidamente en el poder, sin importar si ello implica violar la Constitución Política del Estado y desconocer la voluntad ciudadana.
En escenarios como el descrito, el “tiempo” de cada actor es fundamental. Pareciera que el Gobierno ha apostado a que éste cambie algún momento a su favor, porque por las condiciones señaladas, más bien, el tiempo está en su contra… Pero, hay esperas y esperas.