¡Bienvenido 2018!
La humanidad ha creado situaciones que permiten recuperar fuerzas para poder administrar la rutina diaria y la celebración del Año Nuevo es una de ellas. En vedad, ¿variará algo la realidad de tal manera que el 1 de enero sea diferente al 31 de diciembre? Esa capacidad hace que la respuesta sea que “sí”; es decir, estar convencidos de que puede variar porque ingresamos a un nuevo año y habrá cambios que estamos seguros que nos beneficiarán.
En ese estado de ánimo, es posible creer que 2018 será importante para el devenir democrático del país. Hay circunstancias internas e internacionales que bien entendidas deberían impulsarnos a crear espacios para revertir errores y reencauzar al país por el sendero de la buena administración estatal y la consolidación del sistema democrático.
No se trata de una visión injustificadamente optimista. Las autoridades de gobierno tienen muchos datos para comprender que seguir aferrándose al objetivo de reproducirse sine die en el poder a través de la inconstitucional repostulación del Primer Mandatario sólo conducirá a que su proyecto político, que en 2005 sedujo a la mayoría, fracase en vez de reciclarse democráticamente. Su actuación desde el referendo constitucional de febrero de 2016 ha sido errática y está claro que han perdido horizonte.
Por su parte, la oposición debería comprender que su misión no sólo es interpelar lo que el oficialismo haga legal o ilegalmente, sino proponer visiones de país. Esto exige, como señalan los entendidos, hacer política de verdad, es decir, sobre un amplio conocimiento de la realidad y no sobre frívolas y “marketineras” percepciones. La población requiere de propuestas que la ayuden a recuperar confianza en el sistema democrático y en el papel de intermediación de los partidos, y no de bochornosa repartija de ataques prebendas.
Este año también puede ser escenario de una activa participación comunitaria. Desafíos como el respeto al medio ambiente, junto a la necesidad de generar recursos; de mejorar el acceso y calidad de la educación y la salud; de enfrentar una burocracia insensible y prepotente, hacen que se abra un importante espacio a la reflexión y el debate que sin alterar la institucionalidad democrática pueda hacer oír y respetar su voz.
Se trata de esperanzadoras acciones que nos ayudarán a recuperar fuerzas y, en nuestra área, para renovar nuestro compromiso de seguir siendo libres buscadores de la verdad para informar a nuestros lectores, hombres y mujeres, cada vez mejor.