La inmortalidad de Evo y los cocaleros
Después de mi charla con la periodista cochabambina jocosamente aceptamos ser una pareja de inocentes bolivianos que sólo sonreímos ante la noticia sensacional de la inmortalidad de Evo y sus seguidores chapareños
En días pasados, como si nos faltaran motivos para celebrar días festivos, nuestro generoso Presidente Vitalicio alegró nuestros espíritus al comunicarnos que la coca, el acullico y sus derivados son inmortales señalando que ese don al que siempre creímos como atributo de los dioses también lo poseían los pueblos que más mastican la hoja milenaria, lo cual me pareció una jactancia muy cercana a la tontería, por lo cual acudí a mi corresponsal en el Palacio Real de la plaza Murillo para preguntarle si ella había acullicado en sus lejanas tierras, aunque cercanas al Chapare tropical, donde “sacrificados” cocaleros siembran y cosechan la hoja milenaria que milagrosamente se convierte en “pichicata” para vergüenza de todos los bolivianos que tenemos contacto con el mundo civilizado de hoy.
Mi discípula periodística me aseguró que ella nunca había acullicado, pues su marido, quien se llamaba Don Nemesio, fue un hombre de bien que se ganaba la vida como transportista de plátanos y maderas a la Argentina y nunca supo del arte que podría convertirlo en un ser “inmortal” como lo es Evo y sus seguidores productores de coca del Chapare.
En mi diálogo con la sagaz periodista le pregunté si los beneficios del acullico llegaban a las oficinas palaciegas y a los principales colaboradores del Presidente, como el vicepresidente García Linera y el honorable Gringo Gonzales, presidente de la Cámara de Senadores, y la inefable Gabriela Montaño, presidenta de los Diputados, negándome la cholita tal posibilidad, pues estas personalidades tienen gustos mucho más refinados y sus costumbres están muy alejadas de estas prácticas ancestrales de los quechuas y los aimaras, a quienes seguramente respetan para conservar sus privilegios.
La verdad acerca de nuestra pertenencia a los Convención Única de las Naciones Unidas sobre Estupefacientes, es que ella nos obliga a cupos limitados de producción y consumo de la coca dándonos modos para burlar las instrucciones del mencionado organismo sobre todo en lo que compete a áreas destinadas al cultivo de la hoja milenaria que para algunos aborígenes es sagrada porque produce grandes fortunas.
Después de mi charla con la periodista cochabambina jocosamente aceptamos ser una pareja de inocentes bolivianos que sólo sonreímos ante la noticia sensacional de la inmortalidad de Evo y sus seguidores chapareños, ya que la eternidad es un atributo de los dioses de verdad y no de ídolos que difícilmente alcanzarán a vivir 100 años.
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