Solitario desayuno presidencial

Es domingo y a las seis de la mañana ya está tomando desayuno. Faltan dos horas para que lleguen sus ministros y ha conocido la mala noticia: un diario nacional ha publicado una encuesta que le da 22% de respaldo electoral, el más bajo en sus 12 años de Gobierno. Ya conocía desde hace días ese mismo dato por encuestas propias, pero verlo impreso, con grandes caracteres en una portada, le arruinó el día.

Desde hace meses que en su cabeza ronda la idea de que los bolivianos son unos malagradecidos. Él, que hizo en Bolivia la Cumbre del G77; él, que nacionalizó el gas; él, que construyó un aeropuerto donde antes reinaba la DEA; él, que paseó en una bicicleta impulsada con una batería de litio, merece ser amado. Por eso le dijo a la BBC que está predestinado a gobernar. Ya le ganó al mariscal Santa Cruz, ya gobernó más que Paz Estenssoro, él ha entrado por la puerta grande a la historia y ahora no piensa salir de Palacio.

Mientras revuelve su taza de café y mira de reojo la portada de Página Siete, se molesta porque sus ministros no lo acompañen. Claro, luego llegan y le dicen que sus familias son importantes, que es domingo, que esto y que lo otro. Mientras, él está solo. Tiene compañía en las noches, pero se siente solo. Por eso necesita con urgencia, antes de las nueve de la mañana, ir a alguna parte, inaugurar una cancha, verse rodeado de gente, ser abrazado. Pero en cuanto el acto termina y se sube a su avión, la soledad lo vuelve a visitar con su desagradable manto invisible.

En todo parece irle mal últimamente. La fábrica de azúcar de San Buenaventura no da, funciona al 10% de su capacidad. La planta de urea no da, apenas están exportando algunas toneladas. Papelbol y Cartonbol están fracasando. Y el otro día circuló por las redes sociales un video de una persona que, en bicicleta, ingresó al interior del aeropuerto de Chimoré. Y todo estaba vacío. Ni un alma. Ni si quiera un cuidador. Ya pidió que castiguen a alguien.

La economía también muestra problemas. Antes había superávit fiscal, él lo mencionaba siempre, pero ahora hay déficit, como en los “tiempos neoliberales”. Antes había superávit comercial, pero ahora las importaciones son mayores a las exportaciones, igual que en el pasado. Además, todo lo que dice parece volcarse en su contra. Habla en Tupiza y la gente se enoja. Inaugura el Dakar y la gente protesta. Anuncia su nuevo Palacio y la gente se enfurece. Ofrece cargos de ministros y pocos le aceptan.

Y ahora, según las encuestas, tiene sólo el 22% de apoyo. Igual que Goni en 2002. Se pregunta qué pasará con los actuales indecisos. Si el 50% de ellos lo apoyaran, podrían estar cerca del 35% en la primera vuelta. Pero no es suficiente. Y en la segunda vuelta sin duda perdería. ¿Y si sale del poder, qué hacer con las amenazas de juicios? Nunca debería haber dicho que se iría con una quinceañera al Chapare ni ordenar el operativo del Hotel Las Américas. ¿Y sus ministros huirán a Caracas o La Habana como los neoliberales huyeron a Miami?

Son las siete en punto. Los únicos que están con él son sus leales edecán y garzón. Les pide que se sienten a tomar desayuno. O por lo menos que lo vean tomar desayuno. Su café se ha enfriado, pero no quiere que le sirvan otro. No, tampoco quiere llauchas o marraquetas.

Parece que todo se derrumbara. Las manifestaciones opositoras en las calles son crecientes. Si va a perder en la segunda vuelta (o quizás en la primera), ¿vale la pena ser candidato? ¿No sería mejor la propuesta del ministro Romero de no postular? Tal vez Romero, o Rodríguez Veltzé, podrían hacer un buen papel electoral para, como ya varios le dicen, “evitar que él salga por la puerta trasera de la historia”. Le mostraron un meme en el que se lo ve saliendo en helicóptero, como Goni. Bolivianos malagradecidos. Si ahora incluso la mayoría rechaza al Dakar. ¡No, ya ha dicho que no quiere marraquetas ni llauchas!

¿Y si Rodríguez o Romero hacen lo mismo con él que Lenín Moreno hizo con el compañero Correa? ¿Traicionarlo? Hoy ya está echada la suerte de Correa, los sondeos dicen que perderá el referéndum. Ecuatorianos malagradecidos.

Además, si Rodríguez y Romero son candidatos, tampoco ganarían. Únicamente evitarían que él pierda. Y con una michi bancada en el Parlamento, ¿cómo lo defenderían? Tal vez es mejor nomás la idea del Vicepresidente, anular las elecciones de 2019. Inventarse algo. “Riesgo para la unidad nacional”, cualquier cosa. Y después aguantar, reprimir con militares y policías, imponer un estado de sitio. Si Maduro ha podido, ¿por qué no él? Tal vez habría que sacar tanques a las calles. Pero a Goni eso no le resultó, los bolivianos son distintos.

Todos son malagradecidos. Era nomás mejor quedarse sólo dos períodos, como le decía Choquehuanca. “Salir bien” el 22 de enero de 2015, “entregar la banda y salir bien”. Bah, Choquehuanca también es un resentido.

El autor es periodista
Twitter: RaulPenaranda1