La balanza comercial
El año 2017 ha cerrado con el déficit comercial más grande de su historia, rompiendo el récord del año pasado: 1.302 millones de dólares. Este sería, además, el tercer año consecutivo de déficit comercial.
Los bolivianos estamos comprando fuera del país más de lo que vendemos. ¿Qué quiere decir?
En primer lugar, quiere decir que estamos empeñando nuestro futuro. Cualquiera que sea la manera de financiar ese saldo negativo, estamos comprometiendo recursos. Puede ser que estemos dedicando parte de los ahorros previos para financiar ese déficit, o puede ser que nos estemos endeudando para hacerlo, pero lo vamos a pagar.
En segundo lugar, quiere decir que lo que hemos importado en los años previos no ha sido bien aprovechado. Tal vez lo hayamos disfrutado, consumiendo vehículos, electrodomésticos, muebles y materiales de construcción, o bebidas y alimentos. Pero al parecer todo eso ha servido de poco para aumentar nuestra capacidad productiva, pues de otro modo hoy estaríamos exportando más y no tendríamos las dificultades que acarrea un déficit.
Por supuesto deberíamos profundizar la evaluación de lo que hemos hecho durante el auge exportador y tal vez encontremos otras explicaciones. Pero si nuestra apreciación es la correcta, corresponde preguntarnos por qué no hemos aprovechado mejor esta etapa. Por qué no hemos mejorado nuestra productividad de una manera tal que seamos capaces de sostener el crecimiento.
Una primera respuesta seguramente nos llevará a evaluar las inversiones, tanto públicas como privadas. ¿Han sido bien hechas? ¿Han sido suficientes? Y si no, ¿por qué?
Responder estas preguntas es de gran urgencia, porque ellas podrían orientarnos para definir políticas más adecuadas para enfrentar la etapa de desequilibrios que hemos comenzado, y que puede tener costos muy serios para los bolivianos.