El LAB no pierde la esperanza
Varios fueron los intentos fallidos de poner nuevamente al Lloyd Aéreo Bolivianos (LAB) a surcar los cielos.
Ésta, en concreto, es la cuarta oportunidad (de entre más de media docena de anuncios fallidos) y la segunda en que el equipo impulsor de turno presenta un avión totalmente reacondicionado y listo para alzar vuelo.
Sin embargo, varios son los factores que han imposibilitado este sueño de extripulantes y usuarios que añoran no solamente a la marca, sino el servicio y sobre todo la seguridad que caracterizó a la aerolínea bandera durante sus más de 75 años de existencia.
Lo penoso es que no sólo se trata de la otorgación de una licencia que está en manos de la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC), sino del cumplimiento de cinco pasos previos que tienen que ver con la presentación de documentación original o certificada y legalizada, así como saldar deudas al fisco, pero al parecer hay intereses que mantienen a los aviones del LAB en una sala de espera incierta.
Si bien todas las empresas que operan actualmente en Bolivia tuvieron que recertificar los últimos años debido a un cambio de normativa, la documentación del LAB lleva estancada un año en el segundo paso, con el argumento de la DGAC de que a la aerolínea le “faltan solvencia y respaldos económicos”.
Ante esta exigencia, surgen varias preguntas que debe responder el Gobierno. ¿Cómo el Transporte Aéreo Militar (TAM) consiguió seguir operando, alargar su permiso y esquivar la quiebra ? ¿Por qué la DGAC no controla a cabalidad el transporte de pasajeros? ¿O es que se mide a las empresas estatales y privadas con distintas varas?
Directora de Los Tiempos
Columnas de LUZ MARINA CANELAS ARZE