El LAB y sus nuevos anuncios esperanzadores
Hace ocho años, en marzo de 2009, cuando todo parecía indicar que el LLoyd Aéreo Boliviano había logrado superar la peor crisis de su historia; cuando se creía que estaba por superar todos los obstáculos que se le pusieron en el camino con indisimulado afán de retirarlo definitivamente de los cielos, un nuevo golpe le fue asestado con una contundencia tal que echó por los suelos las últimas esperanzas que por entonces quedaban en la posibilidad de que el LAB relanzara el vuelo.
Quien en esa oportunidad tuvo a su cargo de asestar el golpe letal al LAB fue Grandes Contribuyentes (Graco), que siguiendo órdenes provenientes del Ministerio de Economía y Finanzas instruyó a todas las agencias de viaje que confisquen el 100 por ciento de los recursos captados por venta de pasajes.
De nada valieron los esfuerzos hechos por los ejecutivos de la empresa para proponer un plan de pagos. Nadie negó la existencia de esa deuda, pero no se aceptó que fuera motivo suficiente para justificar tan demoledora medida.
Eran tantos y conocidos los antecedentes que precedieron a esa medida, que quedó definitivamente sembrada la duda sobre los reales motivos del rigor con que el Estado Plurinacional actuó contra el LAB. Más aún si por esos mismos días la bancada del Movimiento al Socialismo daba en la Asamblea Legislativa Plurinacional los últimos toques a las leyes que darían vida a Boliviana de Aviación, (BOA).
Efectivamente, pocos días después de la intervención de Graco BOA hizo su vuelo inaugural el 30 de marzo de 2009. Quedó para todos claro que una condición indispensable para que BOA pudiera vivir era que previamente el LAB fuera condenado a morir.
A partir de ese mismo día, los esfuerzos de ejecutivos y trabajadores del LAB se concentraron en mantener vía la esperanza en una resurrección de la empresa. Se exploraron muchas vías y ensayaron diversas fórmulas, ninguna de las cuales logró ir más allá de los anuncios llenos de optimismo y de las declaraciones de buenas intenciones.
Ahora, después de nueve años durante los que han abundado los anuncios sobre un posible renacimiento, el tema ha vuelto a ser de actualidad. Pero son ya tantas las frustraciones acumuladas, que no es fácil superar el escepticismo y despejar las dudas, sobre todo cuando se vuelve a hablar de millonarias inversiones de origen desconocido. Por ello, para evitar que la historia se repita, sólo cabe esperar que las ofertas de inversión y los planes de relanzamiento estén acompañados de pruebas serias para cercar cualquier intención de frenar tan emblemático proyecto.