Cada vez menos diarios y más Internet
Apenas son las tres de la madrugada y el correo de Gotemburgo es puesto en el buzón. Esto sucede todos los amaneceres con excepción del 1 de Mayo, la Pascua y después del Año Nuevo. La prenumeración tiene un costo de 350 bolivianos que se pagan por adelantado por un diario que ha reducido de tamaño al tabloide y disminuído las páginas en lugar de aumentar de precio.
Sucede así con la mayoría de los diarios impresos en el mundo. La Razón de Buenos Aires cerró sus puertas después de 112 años, hace pocas semanas. En Argentina, 2.600 trabajadores están desempleados después del cierre de decenas de medios. En Bolivia, ya son varios que han cerrado y si no ha trascendido todavía sucederá en breve. Es que la crisis es tridimensional, tecnológica, ideológica, global.
Las formas comunicacionales de internet, a las tabletas, a los teléfonos inteligentes avanzaron de tal modo, a tal velocidad que la conexión con los usuarios, internautas sobrepasa al género, la edad, el nivel cultural, lo vemos en el lenguaje, por ejemplo de Facebook, con graves errores de sintaxis y ortográficos, pero comunican. La construcción de la noticia es dinámica y variable. Es ideológica porque persigue el control de la prensa. Venezuela, control total, Argentina, jurídico legal, Bolivia, por medio de compra de medios, publicidad, guerra de internautas lanzados a destruir las redes desde dentro.
La digitalización penetró a las redes con la banda ancha, el wifi, la multiplicación de digitales. Durante mi última estancia en Bolivia comprobé que se maneja la web a través de los smartphones, que casi se abandona la computadora de torre, el ecosistema informacional se hace sistemático.
Así, la crisis no sólo es del papel. Venta de periódicos que disminuye ostensiblemente, a la par que los medios priorizan lo digital; la TV tiene menos seguidores; incluso los filmes y las series se siguen desde las tabletas. Así, el periodismo ha perdido el monopolio de la noticia. Hoy son comunicadores los internautas, los blogueros, el ciudadano que con su cámara digital divulga desde cualquier lugar, a cualquier hora, envía imágenes y lanza textos, cuando el sistema en su conjunto entra en crisis (algunos estudiosos le han dado en llamar “crisis sistémica”), cuando el sistema colapsa por incapacidad, sobrepasamiento y/o por falta de instrumentos para resolver los problemas o desastres creados por su propia dinámica. Es aplicable al sistema informático de nuestros días.
El autor es periodista.
mauricio.aira@comhem.se
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