Cumbre coreana
El día 27 de abril tuvo lugar en Panmunjom, justo en la frontera entre las dos Coreas, un encuentro histórico entre los presidentes del Norte y del Sur. Kim Jong-un del Norte y Moon Jae-in del Sur han protagonizado una reunión llena de gestos simbólicos y frases indirectas cargadas de doble sentido. Agarrados de la mano cruzaron dos veces la línea fronteriza entre los dos países, plantaron el árbol de la paz y 65 años después del fin de la guerra, han prometido un tratado de paz. Además Kim se va a encontrar pronto con el presidente estadounidense Donald Trump para discutir su promesa de desnuclearizar la península coreana. A pesar de que en la historia hubo ya dos (2000 y 2007) cumbres fallidas, el encuentro actual es esperanzador no solo para la península coreana sino para el mundo con el cierre del último escenario de la guerra fría.
En preparación de su encuentro con Trump el líder norcoreano ha ofrecido desmantelar en mayo Punggye-ri, el sitio de ensayos nucleares invitando como testigos a los expertos y periodistas extranjeros. Entre 2006 y 2017 en este sitio oculto entre las montañas se llevaron a cabo seis ensayos nucleares provocando, hace solo pocos meses, la escalada de amenazas verbales entre Kim y Trump. El cierre del sitio no es sin embargo sinónimo de abandono de armas nucleares, ya que Corea del Norte dispone ya de conocimientos técnicos y de cabezas nucleares. Los Estados Unidos exigen desmantelamiento ‘completo, verificable, irreversible’ de las capacidades nucleares de Corea del Norte o sea el cierre del sitio, pero también la destrucción de las reservas de las armas nucleares y de las infraestructuras que permiten producir la bomba.
Para más adelante, el encuentro de Panmunjom plantea indirectamente la unificación de las dos Coreas como lo hicieron las dos Alemanias en 1990. A pesar que Kim y Moon no han hablado de unificación, un tema pendiente, pero todavía prematuro, cabe preguntar: ¿cómo sería Corea de mañana, una sola pero compuesta por dos países de régimen tan distinto y las sociedades tan diferentes? En primer lugar unificación cambiaria totalmente la configuración regional afectando los intereses de la potencias presentes principalmente EEUU, Rusia y China. En segundo lugar se plantea la pregunta: ¿cuál de los dos países podría liderar la unificación y bajo qué ideología se podrían unir las dos Coreas? Si uno se refiere al ejemplo de las dos Alemanias la respuesta es clara. El proceso de unificación alemana significó la virtual desaparición de Alemania del Este que fue absorbida por Alemania Occidental y el sistema capitalista creando un nuevo país económicamente más fuerte de la Unión Europea. Se puede esperar que lo mismo vaya a ocurrir con Corea del Norte, cuya población muy deprimida aspira a mejores condiciones de vida y más libertad. Del otro lado de la frontera los jóvenes coreanos son menos convencidos sobre la necesidad de la unificación.
Es demasiado pronto para cantar victoria ya que es la tercera iniciativa de este tipo y las dos anteriores no han dado resultado. Es legítimo preguntarse ¿por qué esta vez sería la vencida? ¿Por el rol que juegan los EEUU y las recientes amenazas del Presidente Trump? ¿Se sentiría Kim en una mejor postura para negociar, en una posición de fuerza? La declaración común de Panmunjom tiene varios vacíos. No se define qué significa exactamente la ‘desnuclearización’ dejando lugar a varias interpretaciones. No se define tampoco cuáles serían los mecanismos de verificación del desmantelamiento y no existe un calendario del proceso. Aunque se trata sólo de declaraciones de buenas intenciones, seamos optimistas. Los presidentes coreanos parecen determinados y el mundo necesita de buenas noticias.
El autor es comunicador social
Columnas de STANISLAW CZAPLICKI