Apuntes sobre nuestra industria petrolera
Como las elecciones presidenciales se aproximan, el Gobierno, tratando de ganar adeptos, proporciona información enfatizando la parte positiva de la misma y olvidándose de otros detalles. Así ha ocurrido con el anuncio que parece se inició una corriente alcista en los precios del petróleo ($us 66/barril al dar la noticia y $us 71,5/barril a la fecha), que también producirá mejores precios para nuestro gas de exportación y reforzará el Presupuesto General de la Nación, que ha sido elaborado sobre la base de $us 45/barril.
Lo anterior significa malas noticias a corto plazo y buenas a partir del 2019. Expliquemos lo que el Gobierno se ha olvidado o hasta ahora no se da cuenta.
El aumento de los precios del petróleo rápidamente incrementa el precio de sus derivados, como la gasolina y el diésel, pero no es así el del gas. Nosotros no exportamos petróleo, sólo exportamos gas natural. La refinación del poco petróleo que producimos no alcanza a suministrar la gasolina y diésel que necesitamos. Para cubrir nuestro consumo importamos estos productos en cantidades crecientes cada año.
Nuestra factura de importación de diésel y gasolina aumenta al mismo tiempo que el incremento de los precios del petróleo. Con la actual subida superará ampliamente la factura del pasado año por estas importaciones. Los precios del gas que exportamos se fijan trimestralmente, conforme las fórmulas acordadas en los contratos respectivos. El incremento de los precios del gas se hace efectivo después de dos trimestres que se empieza a mover el precio del petróleo.
Mejores precios del gas tendremos recién el primer trimestre de 2019, mientras tanto nuestra factura por importación de gasolina y diésel habrá superado ampliamente los 800 millones de dólares que hemos pagado el año pasado. La importación de otros bienes y servicios también será más costosa por el incremento del precio del petróleo. Todo esto significará una gran presión sobre el Presupuesto General de la Nación.
Recién en el primer trimestre del 2019 se pondrán vigentes mayores ingresos por la exportación de gas, aliviando la difícil situación del Presupuesto General de la Nación. O sea que desde el punto de vista de flujo de divisas, nos esperan momentos difíciles en los próximos meses.
Ahora veamos algunos de los efectos que tendrá esta nueva corriente alcista de los precios del petróleo en la economía del sector energético de nuestros mayores compradores de gas, Brasil y Argentina.
Las mejores oportunidades de inversión petrolera en Brasil están en los campos del PreSal que, por estar a gran profundidad y tan alejados del continente, resultaban ser rentables a muy largo plazo. Los precios que está alcanzando el petróleo van a acortar los tiempos para recuperar inversiones haciendo que exista mayor inversión en Brasil en esa actividad petrolera. Por otro lado, es dudoso que Brasil produzca gas del PreSal para cubrir la totalidad de sus necesidades. El precio del gas producido a esas profundidades lo hacen terriblemente caro.
Por este motivo, Brasil cubrirá sus necesidades de gas importando LNG. En estas circunstancias, los precios de nuestra producción seguirán siendo más baratos que los del LNG. Hubiera sido muy fácil acordar un nuevo contrato con Brasil, pero lamentablemente no tenemos suficiente gas por los pésimos resultados de exploración de nuevas reservas en los últimos 15 años.
La economía argentina está sufriendo los terribles efectos de la política populista de la familia Kirchner. La explotación de Vaca Muerta y zonas aledañas no rinde los frutos esperados. Por tanto, el gobierno actual de Macri dará impulso a la búsqueda de gas, la exploración costa afuera y continuará con fuertes inversiones en energías no renovables, no tradicionales.
Como se ve, Argentina será un importador de energía por largo plazo y en ese panorama el gas boliviano transportado por gasoducto sigue siendo la mejor opción. Así como lo indicamos hace unas semanas, en nuestro artículo “Gas natural para Argentina”, siempre y cuando Argentina habilite el GNEA para la importación de gas boliviano, será también una excelente oportunidad para nuestro país el exportar una parte del saldo menguado de reservas con las que vamos a contar una vez terminado el contrato con Brasil.
El autor es ingeniero petrolero y analista energético.
Columnas de CARLOS MIRANDA PACHECO