Regalías, causa de los grandes desequilibrios
Los últimos acontecimientos originados por el campo Incahuasi, descubierto en el año 2004 con el pozo ICS X1 y en 2013 con el pozo ICS 2, ambos exitosos, que ocasionaron enfrentamientos entre dos departamentos hermanos por las regalías, nos invita a reflexionar y preguntarnos: ¿Será la mejor forma de distribuir estos recursos en beneficio de los departamentos productores? ¿Los ingresos provenientes de la explotación de recursos naturales no renovables son propiedad del Estado y, por lo tanto, no debería ser de todos los bolivianos?
Las regalías son compensaciones por el uso de la propiedad ajena, generalmente están asociadas con los sectores extractivos, más específicamente, en el caso de Bolivia, con las actividades hidrocarburíferas, mineras y forestales. Su recaudación se efectúa sobre la base de un porcentaje acordado de los ingresos resultantes de su uso. Por ejemplo, por la explotación de recursos por hidrocarburos es pagado a los departamentos el 11% del valor de la producción; de la misma manera ocurre con el sector minero, quienes realizan estas actividades están sujetos al pago sobre la base del valor bruto de venta, las alícuotas están determinadas de acuerdo a un rango de cotización oficial por cada uno de los minerales; el régimen de regalías forestales grava el aprovechamiento y el desmonte, calculado sobre el área de la concesión. Se benefician de estos ingresos los departamentos productores, a través de las Gobernaciones y los Gobiernos Autónomos Municipales en menor parte y, es una fuente importante de financiación para el desarrollo territorial.
La recaudación de ingresos por estos conceptos se ha constituido en la principal causa de los desequilibrios de las finanzas públicas entre los departamentos. Existen algunos que se benefician con ochenta veces más ingresos que otros, relacionándolo con el número de habitantes, a pesar que está en vigencia, el Fondo de Compensación Departamental, que pretende igualar los recursos a la media nacional de regalías; pero, por su diseño, no cumple con este propósito.
Los hallazgos de nuevos reservorios agravan más esta situación y ocasionan incluso conflictos entre departamentos. En consecuencia, surge la necesidad de generar una agenda de análisis, debate y discusión de alternativas para una mejor distribución de estos recursos.
El Sistema General de Regalías en Colombia, vigente a partir del año 2012, reglamenta la forma de acceder a estos ingresos previa presentación de proyectos para desarrollo social, económico y ambiental de todas las entidades territoriales sin excepción, sean productoras de materias primas o no, dando a las regiones mayor flexibilidad de inversión. Todo proyecto de impacto regional es definido, aprobado y priorizado por un cuerpo colegiado, conformado por representantes de municipios, departamentos y de la nación.
Esta experiencia demuestra que no solo existe una forma simplista de distribución de recursos que ocasionan grandes desequilibrios; hay otras alternativas, respetando el esquema que estos recursos pertenecen y continuaran perteneciendo en su totalidad a las entidades territoriales autónomas. Se debe corregir la concentración de las regalías en unas pocas entidades. Las nuevas propuestas pueden ser defendibles no sólo con argumentos de justicia social, sino de eficiencia económica, garantizando el principio de igualdad en la distribución, establecida en la Constitución Política del Estado.
Se requiere a futuro valorar mejores opciones de distribución. El Pacto Fiscal fue una instancia fallida en consecuencia, se deben evaluar políticas públicas orientadas a problemas generales de las regiones.
El autor es economista.
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