Devastación en el Carrasco, luego en el Madidi
Dos noticias de contenidos opuestos publicadas ayer en este matutino actualizan una contradicción y reavivan la alerta que ésta origina. Una alerta que tendría que adquirir el carácter de alarma e involucrar a todos los bolivianos. A todos, pues el tema es importante para el país entero y si aún no tiene esa magnitud es sin duda por la falta de información.
Una de las mencionadas noticias se refiere al Parque Nacional y Área Natural de Manejo Integrado Madidi. Los científicos de Identidad Madidi desvelaron que 1.382 especies de plantas y animales se añadieron a la lista de las registradas para el parque y 124 especies son candidatas nuevas para la ciencia. Estos datos recogidos en la exploración confirman y ratifican que este lugar es el área protegida con mayor diversidad biológica del mundo.
El Madidi tiene una extensión de 1,8 millones de hectáreas, menos del 0,0037% de la superficie del planeta, y alberga el 3% de plantas, casi el 4% de los vertebrados y el 9% de las aves del mundo. Además, se calcula que existen hasta 8.000 tipos de plantas y 2.100 especies de vertebrados, varios de ellos en situación de amenaza.
La otra noticia es triste y se refiere al inicio de trabajos, hace un par de semanas, para la construcción de una planta hidroeléctrica en el municipio de Pocona, en tierras del Parque Nacional Carrasco, un área protegida. La región está atravesada por los ríos Ivirizu y Cristal Mayu, que el Gobierno aprovechará para construir el proyecto hidroeléctrico Ivirizu, con una inversión de más de 630 millones de dólares para obtener 290 megavatios de energía. En sus cuatro años de construcción se prevé que afectará a 541 hectáreas en los siete compartimientos que componen el proyecto, informó a través de un comunicado la empresa china Sinohydro que ejecuta la obra. 541 que serán afectadas: deforestadas y/o inundadas.
Esto es el anuncio de lo que ocurrirá, en una escala aún más atroz, con la construcción de la hidroeléctrica Chepete-Bala cuyas represas se construirán en el punto de encuentro del Parque Madidi y la Reserva de Biosfera y Tierra Comunitaria de Origen Pilón Lajas.
Es tan imposible conciliar ambas informaciones, como inevitables son la indignación y el desasosiego que provoca la contradicción entre un discurso casi dramático que clama por el respeto a la Pachamama y una política energética y extractivista que arrasa y depreda el medio ambiente con un ímpetu asombroso. Tanto más impactante cuanto en el resto del mundo, como en Brasil sin ir más lejos, se abandonan los proyectos hidroeléctricos.
¿Es imposible esperar de este Gobierno, tan rico en neuronas, iniciativas más afines con el espíritu que pretende tener?