La reorientación de Petrobras
La reorientación estratégica de la estatal brasileña Petrobras comienza a mostrar sus primeros resultados tras el saqueo del que fue víctima por parte de un grupo de políticos, empresarios y sus propios directivos. La nueva política de la estatal incluye la venta de activos en tramos del gasoducto que transporta el gas boliviano y en fábricas de fertilizantes.
La reorientación estratégica de Petrobras fue impulsada por su actual presidente, Pedro Parente, que acaba de anunciar los primeros resultados tras dos años de una administración destinada a recuperar a la empresa de la grave crisis revelada por la operación Lava Jato.
Como resultado de la recuperación financiera de la empresa, Petrobras anunció utilidades del primer trimestre de este año por 6.961 millones de dólares. Esto ha sido parcialmente atribuido por Parente al reescalonamiento de la deuda de más de 87.000 millones de dólares que incluyó el pago anticipado de compromisos financieros a vencer en 2022 y 2023, por un valor de 900 millones de dólares.
La venta de activos —muchos de los cuales están en el exterior— rindieron 17.000 millones de dólares hasta fines del año pasado lo que, además de los efectos financieros, tiene como objetivo concentrar esfuerzos en la producción de petróleo y gas. Eso supone también la venta de las acciones de Petrobras en empresas petroquímicas o en productoras de biodiesel y fertilizantes.
Los esfuerzos en la recuperación de la empresa han sido alcanzados también gracias a una política realista de precios de los combustibles, es decir el fin de subsidios, además del alza de los precios internacionales del petróleo de los últimos meses.
Petrobras anunció hace poco el comienzo de un periodo de 90 días de negociaciones —con exclusividad— con la compañía rusa Acron para la venta de su participación en empresas de producción de fertilizantes, la primera con sede en el estado de Paraná, que produce anualmente 700 mil toneladas de urea y 475 mil toneladas de amonio, y la segunda, en construcción, en Mato Grosso do Sul.
Esa construcción, iniciada en 2015, se suspendió por la crisis del Lava Jato. La empresa que deberá asumir el proyecto espera demandar 2,2 millones de metros cúbicos de gas boliviano por día, en un ambiente en que se especula sobre la reducción futura de la demanda brasileña de gas.
La demanda brasileña de fertilizantes está en constante crecimiento ya que, pese a la recesión causada por el Gobierno anterior, el sector agroindustrial ha sustentado la economía nacional. Según estimaciones de la Asociación Internacional de Fertilizantes, la agricultura brasileña demandará la importación de 6.400 millones de toneladas hasta 2021, más del doble de los volúmenes importados en 2011.
A ese respecto cabe anotar que Brasil registró en los primeros cuatro meses de este año la importación de 6,8 millones de dólares de urea boliviana (24.174 toneladas), rubro inexistente en las importaciones brasileñas correspondientes al mismo periodo del año pasado.
Los cambios en la orientación de la estatal brasileña afectan obviamente a intereses bolivianos pero no permiten anticipar las características de un nuevo contrato en sustitución al que vence el año próximo, pues eso depende de la capacidad negociadora de cada país, además de aspectos políticos y económicos que podrán incidir en las negociaciones.
El autor es periodista y reside en Brasilia
Columnas de WALTER AUAD SOTOMAYOR