No se callen…
Recientemente salió a la luz el problema de contaminación provocado por fugas en la planta de urea de Bulo Bulo. Cansada de lo que ocurría, Elena Tapia, una exdirigente del sindicato 23 de Marzo, decidió romper el pacto de silencio que existía en el municipio de Entre Ríos.
Fue gracias a esta ciudadana que se hizo público un problema que afecta a cinco poblados de la zona. Con las políticas evasivas que implementan los departamentos de comunicación de empresas estatales, es cada vez más complicado acceder a información fidedigna.
Por esta razón, es necesario que menos personas callen y más gente se anime a fiscalizar proyectos estatales que fueron construidos con el dinero de los bolivianos.
Sólo de esta manera, empresas estatales como Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) podrán comprender que el sol no se tapa con un dedo, aunque suene a frase gastada.
En varias oportunidades periodistas de Los Tiempos intentaron ingresar a la planta haciendo solicitudes formales y visitas sorpresivas. También se intentó entrar a la planta de almacenaje en Gravetal, pero ahí también existen restricciones por instrucción del Gobierno.
Sólo como ejemplo, basta mencionar que hace una semana se permitió el ingreso a la planta de urea de una comisión oficialista cuando días antes una comitiva de oposición también intentó acceder y se les negó la entrada.
Si esto ocurre con autoridades, ¿qué pasa con el ciudadano de a pie? Por eso, es importante romper el silencio. No se callen, denuncien.
Editora de Economía de Los Tiempos
Columnas de ENID LÓPEZ CAMACHO