¿Cuánto hemos cambiado?
Recuerdo que hace 40 años los aviones del Lloyd Aéreo Boliviano no pudieron despegar durante la noche del 23 de junio, debido a la intensa humareda generada por las fogatas de San Juan. Muchos perdieron su vuelo, con la consiguiente pérdida económica.
Tuvieron que pasar alrededor de 14 años para que se generara una conciencia ambiental, mediante la cual se prohibió el encendido de fuegos para celebrar esta fiesta religiosa. Se hizo de todo, por ejemplo un festival de rock en los jardines del Palacio de Portales, invitando a la juventud a pasar una noche sin humo.
A lo largo de los años han disminuido las fogatas y este año la contaminación, debido a la humareda, bajó mucho más en relación al año anterior. Eso implica que hay un cambio de conducta social, a pesar que aún se reportan quemas en algunos lugares, y puede celebrarse como una victoria frente a conductas que atentan al medio ambiente.
El cambio sí puede producirse. Entonces quedan otros retos por cumplir. Uno de ellos es saber qué hacer con la basura.
En el Día Mundial del Medio Ambiente, el INE dio a conocer que la recolección de residuos sólidos en las ciudades capitales llegó a 1.426.988 toneladas en 2016, registrando en una década el incremento de 576.257 toneladas, según datos obtenidos de los Registros Administrativos de las Empresas Municipales de Aseo.
La mayor cantidad de residuos sólidos proviene de los domicilios con 1.185.712 Tn, seguido de los mercados con 139.799 Tn, industria y mataderos con 61.312 Tn, áreas públicas con 28.854 Tn y hospitales con 11.311 Tn.
Bolivia sólo recicla el 4% de al menos 5.400 TN de basura que genera por día y a pesar de campaña de concienciación, hay pocos cambios, pero varias empresas llevan adelante, con buenos resultados, reciclaje de productos. Una es la Fundación Viva, que desde 2014 ha logrado acopiar y entregar a los gestores autorizados más de 40 Tn de Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos.
La otra es Coca-Cola que para contribuir a la reducción de la huella de carbono de sus procesos industriales, ha implementado desde 2010 el programa Botella a Botella logrando utilizar el 30% de plástico reciclado en sus envases, lo que posiciona a Bolivia como el primer país que cuenta con una planta de reciclaje de plástico con grado alimenticio en Sudamérica.
Otra es el reciclaje de tapitas plásticas a favor de los niños con cáncer de la fundación Oncofeliz, de la empresa Empacar. Tareas como esta son dignas de imitar. Los beneficiados somos todos.
La autora es máster en comunicación social y periodista.
Columnas de MÓNICA BRIANÇON MESSINGER