Obras que se desmoronan, un gran engaño al país
Una nota periodística publicada en nuestro ayer sobre el estado ruinoso en que se encuentra el hospital de segundo nivel de Parotani, se ha sumado a la ya muy larga lista de obras públicas que dejan la sensación de que nuestro país está siendo víctima de un cruel engaño.
No es exagerado plantear en esos términos la magnitud del asunto, pues a la de por sí inaceptable corrupción que actúa como causa principal de tan malos resultados se debe sumar que es a costa de la salud de la gente que están desviándose millonarias sumas de dinero.
Uno de los ejemplos más elocuentes de lo que eso significa es el caso del Hospital del Niño Manuel Ascencio Villarroel. Ambos casos son especialmente aberrantes por la carga simbólica que conllevan. Es que si se compara la cantidad de dinero que fue despilfarrada en su pésima construcción con la cantidad de personas que a diario mueren por falta de una adecuada atención médica, a la dimensión ética del asunto se debe añadir un elemento criminal.
Las obras del sector de la salud, que es uno de los que más directamente incide sobre la calidad de vida de la población, no es excepcional. Por el contrario, resultados muy parecidos se pueden encontrar en las construcciones de coliseos deportivos, escuelas, puentes, carreteras y otras obras que resultan inutilizadas, cuando no se desmoronan, muy poco tiempo después de haber sido
inauguradas.
Son tantas y tan frecuentes las deficiencias, que se puede sospechar que no se trata sólo de leves y aisladas imperfecciones sino de un problema mucho más profundo y dañino. Al parecer, los desmedidos afanes propagandísticos –causa y consecuencia a la vez de la sobrevaloración del aspecto cuantitativo y más visible de las obras públicas— está ocasionando que se pierda de vista el aspecto cualitativo.
Muy ligado a lo anterior está el hecho de que una gran parte de las obras públicas que más fallas tienen son las ejecutadas en el marco del programa “Bolivia cambia, Evo cumple”. Con pocas excepciones, se trata de construcciones que adjudicadas por la Unidad de Proyectos Especiales (UPRE), dependiente del Ministerio de la Presidencia, sin licitación alguna y mediante la modalidad de contratación directa.
Paradójicamente, y a pesar de lo abundantes que son los datos que indican lo malos que por lo general son los resultados del programa"Bolivia Cambia, Evo Cumple", son cada vez mayores los recursos y los proyectos que se ponen a su disposición sin que haya instancia estatal capaz de supervisar la manera como se gastan las enormes sumas dinero y, mucho menos, evaluar la calidad de sus resultados.