Frío, frío; caliente, caliente
El sesgo interesado de la lluvia de procesos judiciales a opositores recuerda el juego infantil en que uno cantaba “frío, frío; caliente, caliente” según la cercanía adonde un compinche se ocultaba, lo que no debe confundirse con el reciente hallazgo de una calavera con el rótulo “campeón del año 1900 de oculta-oculta”. Sin embargo, asombra el aguacero invernal de procesos judiciales a Carlos Mesa, al cual me canso, ganso, no le conozco ancestro nobiliario, ni es casado a una señora para merecer ser “de” alguien, con que algún oficialista le acopló hace poco.
Se llama Carlos Diego, igual que yo me llamo Carlos Winston, simplemente porque el cura irlandés que me bautizó rehusó regarme agua con solo el nombre celta porque era apelativo hereje. Aclaro que mi padre no era “yanagringo”, sino que en 1943 arreciaba el vendaval bélico nazi, antes del traspié en Stalingrado, y mi viejo prefería al erudito inglés en vez del bocón teutón, que no era alemán sino austríaco. Ojalá que por la afición de Churchill al whisky, pienso ahora, aunque achaco mi apego a bebidas espirituosas al Maryknoll llamado Thomas Collins que me bautizó. Bebé que era, yo sólo me oriné entonces, aunque confieso que a mis veintitantos bebía Tom Collins con bastante ginebra.
Me confundió que otro oficialista terminase de embarrar la comedia judicial declarando que el letrado Carlos Mesa puede ser vocero en la Corte Internacional de La Haya defendiendo el derecho de Bolivia al acceso marino que Chile robara en 1879. No hay conflicto de interés que el Gobierno le persiga con juicios porque denunciara la chambonada, tal vez dolosa, de preferir pagar $46 millones de dólares para indemnizar a la empresa chilena Quiborax., en vez de unos $3 millones de un acuerdo previo como compensación cuando se decidió expropiar su concesión en el Salar de Uyuni.
No preocupa que la unidad de los bolivianos respecto a la demanda marítima sea afectada, dice el Procurador del Estado, porque el entuerto con la empresa chilena Quiborax y la cuestión de Estado del acceso soberano al mar son cosas distintas. Tampoco inquietan burlas de un exdiputado chileno de que la unidad de los bolivianos en torno al acceso al mar fue solo para la foto en La Haya; al fin y al cabo debe mantener su vigencia como político en su país apelando al jingoísmo.
Pero dolería si los mismos bolivianos hacemos de cosa santiaguina un asunto generalizado en ese intestino de un promedio de 180 Km de ancho y 8,000 Km de costa que tiene nuestro largo vecino. Porque golpearse el pecho con la Guerra del Pacífico es cuestión que ocupa a esa “cabeza de Goliat” que es Santiago. A pocos chilenos fuera de su capital les quita el sueño. De igual manera, pregunto si está adosada la cuestión de la aducción y transporte del agua de manantiales de Silala en argumentos bolivianos contra las pretensiones chilenas de crear un río internacional. Bueno, entonces ¿y el Lauca? Imaginen la ponchada de plata que será cobrar el 50 por ciento de sus aguas en forma retroactiva, o que castiguen el matuteo de fruta ariqueña a Bolivia.
Aunque duelen, no debe preocupar que los chilenos se despanzurren de risa con bufonadas bolivianas. Al cabo, vienen precedidas por muchas chambonadas que tal vez poco tienen que ver con ese país. La cuestión de la Quiborax y del vocero boliviano en La Haya son solo dos de ellas. Podrían resumirse en glosas de la terminología del juego de niños antes mencionado.
¿El tema de la Quiborax y la postura boliviana en La Haya sobre el mar son cosas distintas?: caliente. ¿Afecta la unidad nacional sobre el reclamo de acceso soberano al mar?: frío. ¿Es argucia del partido de gobierno anular a la oposición mediante la judicialización de la política?: caliente. ¿Afectaría la opinión de los bolivianos sobre Carlos Mesa?: frío. El acoso judicial a los opositores y “libre pensantes” no es cosa nueva: caliente. Aunque Evo Morales se haga el inocente, sabe de ello: caliente. El discurso del Presidente boliviano soplará el culito del “pajarico” moribundo del Foro de Sao Paulo en La Habana: frío. El “imperio” se desmorona con la mosca molestosa del elefante: frío. Debe preocupar si Chile se retira del Pacto anti-bélico de Bogotá: caliente. En vista del paso de tortuga de generar ingresos del litio del Salar de Uyuni, ¿deberia preocupar que Peru ha descubierto reservas del mineral?: caliente.
¡Dejense de chiquilladas politiqueras y preocúpense de cosas importantes!
El autor es antropólogo
win1943@gmail.com
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