Sobre el aborto, la legalización y la muerte
Yo no estoy a favor del aborto, por eso no aborté. Me preparé para ser madre, lo elegí a pesar de las circunstancias.
Trabajo con mujeres y hombres que han tomado esa decisión y les ha costado seguir en la vida. Muchas mujeres llevan la culpa, pero lo prefieren antes de seguir con una vida que no están listas para sostener.
En mi trabajo, he visto también mujeres que se practican un aborto a manera de suicidio inconsciente y he comprendido que por ello son elegidas por almas cuyo destino es no nacer.
Pero que yo no esté a favor del aborto no significa que no esté a favor de su legalización.
Si el aborto fuera legal como en algunos de los países que conozco, habría contención para quien lo elige, orientación, cuidado y respeto. También quienes se someten a ello tienen tiempo para elegir y se les habla de opciones.
Cuando es ilegal, todo ocurre en la oscuridad, la soledad y el completo desamparo. Cuando estudiaba en la universidad, acompañé a algunas amigas a que se hicieran el procedimiento. Fue tan traumático para mí, que hasta ahora lo recuerdo con mucho dolor. No puedo imaginar lo doloroso que habrá sido para ellas.
Estoy segura de que nadie elige conscientemente pasar por esa experiencia de muerte. Pero creo que quien lo hace debe poder ser acompañada en su elección.
Algo muy importante que nos olvidamos. El rol del hombre en esa decisión. El rol de la familia de la mujer en la decisión. Ya que muchas veces ellos fuerzan a la mujer a intervenir su cuerpo.
En este nuevo tiempo de renacimiento de las masculinidades y paternidades, ¿qué rol tiene el hombre en la decisión?
Enlazadora en brujas de Luz, Terapeuta y gestora en Sala Mandala
Columnas de FERNANDA PEÑARRIETA