La prensa libre en peligro
Ayer, jueves, ha sido un día muy especial para la causa de la libertad de prensa en Estados Unidos. Es que en un acto sin precedentes, más de 300 periódicos, entre los más grandes del país hasta los más humildes semanarios locales, han unido sus voces para recordar, a través de sus respectivos editoriales, el valor de la prensa libre. Se espera que durante los próximos días sean sumen a la campaña muchos otros y que el llamado de atención tenga eco en todo el mundo.
La formación de ese frente común de defensa del periodismo fue propuesta el pasado viernes por The Boston Globe, uno de los diarios más influyentes del país. Y fue acogida con notable entusiasmo porque los ataques de Donald Trump a los periodistas y empresarios de los medios de comunicación están llegando a un límite que resulta intolerable. Y peligroso pues, como lo enseña la experiencia histórica, el periodismo libre es el principal pilares sobre los que se sostienen las demás libertades.
La gota que colmó la paciencia fue una especie de declaración de guerra lanzada por Trump. "La prensa es el enemigo del pueblo estadounidense", dijo, lo que en el actual contexto puede ser interpretado como una incitación a atacar a los periodistas, a los periódicos y otros medios de comunicación de diversas maneras. Desde la asfixia económica, hasta ataques vandálicos son las fórmulas que están siendo aplicadas para silenciar a la prensa crítica.
Uno de los diarios que más enérgicamente salió al paso de la ofensiva de Trump ha sido el New York Times, que en su editorial puso en claro la gravedad del peligro que se cierne sobre el periodismo estadounidense. “Estos ataques a la prensa son particularmente amenazadores para los periodistas de naciones con un Estado de derecho menos estricto y para publicaciones de menor tamaño en Estados Unidos, que ya han sido golpeadas por la crisis económica de la industria. Y, sin embargo, los periodistas de esos diarios continúan con el arduo trabajo de hacer preguntas y contar las historias que de otra manera no conocerías”, dijo en uno de sus párrafos centrales.
La repercusión de esas palabras y las expresadas en el mismo sentido por otros diarios estadounidenses, ha tenido alcance mundial. Y no es casual que así haya sido porque el gobierno de Donald Trump no es el único que se ha puesto entre sus principales objetivos la guerra contra el periodismo libre.
Es el caso de Bolivia, donde con argumentos muy similares a los esgrimidos por Donald Trump y por los mismos motivos se mantiene tensa la relación entre quienes quisieran gobernar sin la mirada crítica de la prensa libre y los medios que, como Los Tiempos, se niegan a renunciar a su derecho y obligación de informar y opinar con tanta libertad como responsabilidad.