La expansión de los momentos
Aveces enfrentamos eventos dolorosos que no entendemos o vivimos dando por sentado muchos detalles de la vida cotidiana.
Cuando se genera un cambio en nuestras rutinas, se nota la nostalgia de lo que ya no tenemos.
Lo llaman “aprender a valorar”, desde el agua caliente de una ducha, hasta un almuerzo familiar, una conversación o simplemente poder mover las piernas.
Y aunque creemos que algunos eventos son muy intensos y no los quisiéramos en nuestra vida, a veces parecen ser muy necesarios para entrar en conciencia de que estamos haciendo mal las cosas y debemos mejorar.
Pasa el tiempo y se logra superar muchos escollos y en ese instante te vuelves una sobreviviente, y es como pasar a un siguiente nivel de un absurdo videojuego.
A veces repites ciertas vivencias porque aún no aprendiste lo que debías en su momento, pero poco a poco lo logras y eso también ayuda a entender quién eres y de lo que eres capaz.
En el camino conoces a personas que se vuelven tus amigos y con el tiempo llegan a ser parte de lo que uno llama familia. Y se van formando nuevos recuerdos y vivencias, unos más alegres que otros.
Pero en el momento que se avanza lo suficiente y se mira hacia atrás vemos cómo las decisiones y las personas se conectan, dando sentido a todo lo vivido.
Es como escribió Virginia Woolf: “Sólo puedo notar que el pasado es hermoso porque uno nunca comprende una emoción en su momento. Se expande más tarde, y por lo tanto no tenemos emociones completas respecto del presente sólo respecto del pasado”.
Periodista de Los Tiempos
Columnas de Yvonne León