La laguna Alalay, entre rejas y concreto
SOCIEDAD DE ESTUDIOS URBANOS Y REGIONALES
En días recientes se hizo público el Proyecto a Diseño Final de Recuperación y Gestión Integral de la Laguna Alalay – D 6, encargado por el Gobierno Municipal de Cochabamba. Este proyecto se suma a la larga lista de propuestas para salvar la contaminada Laguna Alalay, con la esperanza de que, esta vez, se cuente con el despliegue necesario de recursos, capacidades y voluntad política para operativizarlo. Durante la presentación, voces técnicas expusieron sus inquietudes sobre algunos componentes de la propuesta, referidos al ingreso de aguas contaminadas, la salinidad y el manejo ambiental. Será necesario poner a disposición pública el estudio completo a fin de analizarlo detalladamente y brindar criterios técnicos especializados. El acceso libre a la información ambiental debe ser un principio público que permita enriquecer trabajos como éste. Sin embargo, también llama poderosamente la atención una de las acciones propuestas, que consiste en construir un cerco perimetral para “detener la amenaza antrópica”. Al respecto, destacan algunas observaciones:
En gestión pública, toda acción debe ser justificada mediante la identificación y medición de un problema. El enorme gasto que supondrían siete kilómetros de cerco perimetral alrededor de la Laguna Alalay debería justificarse por la magnitud del impacto mitigado y el aporte a la restauración ambiental. Ahora bien, ¿un cerco perimetral logrará mitigar las causas que ocasionan el deterioro ambiental de esta laguna? O, por el contrario, ¿llegaría a ser una medida innecesaria y contraproducente que genere un nuevo “gueto ambiental” en Cochabamba? Por otro lado, ¿cuáles serían los impactos ambientales de dicha infraestructura en un ecosistema tan frágil y deteriorado como ya es la Laguna Alalay? ¿Será que los pros compensan los contras?
Las soluciones de infraestructura, visualmente impactantes, muchas veces niegan las demás dimensiones de una problemática. En este sentido, preocupa mucho la prevalencia de la lógica subyacente del “muro”, la cual sigue el razonamiento legalista y prohibitivo, cuando en nuestro medio, los muros son sorteados por quien quiere eludirlos. Por lo tanto, resulta fundamental concentrar los esfuerzos en acciones sistémicas dirigidas a solucionar las causas de los problemas ambientales, evitando una mayor segregación urbana con cercos que benefician únicamente a los adjudicatarios de tales obras y poco al colectivo.
Los autores son arquitectos e ingenieros
Columnas de Redacción Central