Cochabamba turística, no sólo gastronómica
Cochabamba fue declarada hace años como la capital gastronómica de Bolivia, transformándose sus restaurantes y comida en una especie de patrimonio inmaterial. Es más, ciertos turistas declaran que la ciudad huele a comida. Pero ¿qué sucede cuando se quiere visitar lugares y no comer?
Ante esta pregunta, 100 cochalas querendones respondieron. Cuestionamiento complicado porque la pregunta fue específica: Sitios para conocer en la ciudad y no fuera de ella. Recomendaron en primer lugar al palacio de Portales, luego al convento de Santa Teresa.
Entre otras respuestas estuvieron los parques botánico y de la familia, el inicio de la calle Santiváñez y su Casona. Caminatas al cerro San Pedro, por el borde de la ciclovía, el Pasaje San Rafael o la Ruta de Graffitis.
El “pueblito” donde se fundó Cochabamba fue mencionado un par de veces, al igual que el mARTadero. La Cancha, con el sector del mercado de brujas en La Pampa también fue propuesta.
No quedaron sin citar los museos de arqueología y antropología de la UMSS, el de Historia Natural Alcides D'orbigni, de la Medicina y la casa de Martín Cárdenas.
Una persona señaló “que no sea restaurant, y sólo en Cercado no hay mucho. El teleférico, que a la segunda vez que vas ya se pone aburrido. En realidad Cocha es comida y el tour bolichero nocturno del Boulevard. Algunos juegos onda Jump y esito sería. El fuerte son los paseos, ferias fuera de la ciudad”.
Otro decía “poniéndonos estrictos, ni Taquiña, ni El Paso, ni Pairumani son parte del patrimonio de la ciudad. Sí lo serían la Casona Mayorazgo, la Santiváñez, quizás algo del conjunto arquitectónico que sobrevivió al Topadora, y si nos ponemos a hacer una lista de restaurantes, no acabamos nunca”.
Muchos apuntaron al Teatro Achá, Santo Domingo, Santa Clara, la Recoleta, el Hospicio y la Catedral.
Un graduado en turismo planteó la Ruta del tranvía desde la antigua ex-estación de trenes, hasta Cala Cala, pasando por el centro de la ciudad, el Prado, la avenida Santa Cruz, plaza 4 de noviembre, calle Wallparrimachi, terminando en el reloj de Cala Cala.
Habida cuenta son 24 sitios. Insuficientes para una ciudad con más de 700 mil almas.
Sólo un encuestado mencionó los parques La torre, Fidel Anze, y Lincoln. Dato triste porque da a entender que casi no se valora al poco verdor que queda en la ciudad.
Llega pues el momento de revitalizar los espacios que aún quedan y no centrar la atención sólo en la comida.
La autora es magíster en comunicación social y periodista
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