El color del hambre
Tal como el Mercado y el dinero pierden nacionalidad, el hambre y la sed también se descargan de sus colores. La izquierda, la derecha y el centro de ambas hacen gala de su absoluta y total falta de acuerdos nacionales y así, mandan al destierro a sus correligionarios.
Los inmigrantes, sean por hambre, mejoras de vida o simplemente salir de los horrores e inseguridades que causan las luchas internas o guerras civiles.
Ahora, en el centro mismo de nuestro corazón, vemos como inmigrantes de Venezuela, cruzan fronteras, caminan países y se quieren asentar allá donde sus pies agotados no lo dejen seguir mas.
¿Son de derecha? ¿Son de izquierda? ¿Son del centro del espectro político? ¿Son extremistas?
¿Son un peligro para la seguridad nacional?
¿Son hordas que contienen es sus raíces el deseo profundo de hacer caer Gobiernos?
La única respuesta válida es que son seres humanos buscando seguridad, buscando pan fresco y papel higiénico.
El resto son conjeturas que nuestra miopía no nos permite ver.
Apoyar al desvalido, darle cobijo al sin techo y amor al samaritano, son premisas únicas y solamente ellas valen.
El resto, y si tus respuestas han sido afirmativas, así sea sólo una, debes, urgentemente, mirarte en el espejo y verte reflejado como un extraño extraterrestre y no como un amante de la vida.
Acaban de empezar campañas para apoyar a los recién llegados, si no podemos darles nada, démosles un abrazo, que eso también es reconocerlos como hermanos y hermanas.
Filósofo y sociólogo
Columnas de CARLOS F. TORANZOS