Los curas pedófilos y el celibato
El tema de los curas pedófilos regresa de nuevo como un búmeran, pero con más fuerza. Cuando en 2002 el papa se pronunció sobre el tema, las formulaciones tales como “pedofilia’, “molestar sexual” o “delito” fueron demasiado difíciles de pronunciar. El actual papa Francisco, más decidido a condenar la pedofilia en las filas, acaba de hacer una visita a Irlanda en la que aprovechó para pedir perdón a las víctimas de curas pedófilos. Unos días antes de su visita, en EEUU surgió la noticia de que 300 curas pedófilos deberán enfrentarse a la justicia ordinaria fuera de los ‘castigos’ que la propia iglesia suele infligir. Las acusaciones de complacencia llegan hasta propio Vaticano como en el caso de un cardenal americano acusado de abusos pedófilos y que durante varios años no mereció ninguna sanción. ¿Qué se debe hacer? Los llamados del papa para que haya mayor disciplina individual de los curas no pueden reemplazar a las soluciones institucionales dirigidas al fondo del problema.
¿Cuáles son las causas de los actos de pedofilia de los curas, pues pedofilia existe también fuera de la Iglesia? En gran medida es el celibato –aunque su relación con la pedofilia no está comprobada– que no permite satisfacer las pulsiones físicas y ambiciones sociales de los sacerdotes. Una de las fuentes de los actuales problemas de la Iglesia es también el principio del secreto. Cuando el obispo es nombrado cardenal hace juramento, que no dará a conocer a la opinión pública los asuntos internos de la iglesia. Un efecto parecido provoca el secreto de confesión. Este principio lleva a una práctica masiva de encubrimiento de los curas pedófilos por sus superiores, complacencia e impunidad .
La abolición del celibato es considerada por algunos como una posible solución al problema. El celibato es sólo una tradición eclesiástica regulada por derecho canónico y no es un dogma. El celibato fue definitivamente instaurado en Iglesia Católica recién en el siglo XII y este deber no forma parte de la naturaleza intrínseca del sacerdocio, sino que se trata de una gracia añadida que la Iglesia reconoce como ideal y obligatoria para el desempeño del ministerio. El celibato es un rito latino, que no existe en el rito oriental ni en varias iglesias protestantes ni anglicana. Las supuestas menciones al respecto en las Sagradas Escrituras son marginales, poco claras y no categóricas.
Sobre todo sería conveniente discutir abiertamente de la sexualidad del clero católico, que hasta ahora no admite ni matrimonio de curas ni a las mujeres sacerdotes como en otras iglesias cristianas. La sexualidad de los curas es un tema tabú envuelto en un manto de secreto e hipocresía, tema de las anécdotas y bromas de los parroquianos. Las criadas/amas de llaves o las mujeres ‘extraoficiales’, hijos ‘del cura’ hacen parte del folclore eclesiástico.
Hay quienes defienden las virtudes del celibato. Sobre todo se arguye que la prioridad del sacerdote célibe es la iglesia y no así su mujer o familia pero, ¿por qué no permitir que el celibato sea optativo comprobando cuál es el desempeño de los sacerdotes casados de las otras iglesias? Según las estadísticas que se conocen, los sacerdotes célibes no son más propensos a cometer actos pedófilos que cualquier otro grupo de hombres, ya sean casados o no. La pedofilia afectaría supuestamente a sólo 0.3% del total del clero católico y dentro de la población mundial de abusadores sexuales, en general, menos de 2% corresponde a casos de sacerdotes católicos. La verdad que es imposible verificar estos datos.
La valoración que hace la iglesia de la sexualidad como algo malo y del sacrificio de los sacerdotes de no practicarla como algo bueno, no parece ni justa ni necesaria. El énfasis que pone la iglesia sobre el tema de la sexualidad es desproporcionado y despierta el interés malsano de los que ignoran todo de este tema.
El autor es comunicador.
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