Tambores de guerra
Poco afortunadas han sido las declaraciones del Presidente del Estado, primero, en una entrevista con El Deber y, segundo, después de una reunión con los dirigentes del Conalcam, porque ellas han estado dirigidas a caldear ánimos y, con verdades a medias y mentiras abiertas, profundizar los enconos que en este último tramo de su gestión se han instalado en la sociedad.
Habrá que partir de un dato contundente: el Presidente del Estado y su Vicepresidente no pueden ser candidatos en las elecciones generales de 2019 porque lo prohíbe en forma taxativa la Constitución Política del Estado (CPE) vigente y el referendo constitucional de 21 de febrero de 2016, en el que la población no fue consultada sobre si quiere o no al ciudadano Evo Morales Ayma, sino si se reforma o no la prohibición de que pueda ser nuevamente candidato. Y la mayoría absoluta de la ciudadanía rechazó esa posibilidad.
Frente a ambos factores, no hay sentencia constitucional ni ley electoral que pueda viabilizar dichas candidaturas, y si pese a ello deciden postularse, el Primer Mandatario debe comprender que está violando la CPE y poniendo en riesgo el sistema democrático abierto en octubre de 1982.
Pero, definitivamente, la angurria de poder obnubila la razón. Y ahora, no sólo que el propio Primer Mandatario ya ha confirmado su decisión de violar la CPE y el referendo constitucional, sino que ha llamado a sus seguidores a realizar marchas en su apoyo el próximo 10 de octubre en abierta provocación a la decisión de los movimientos sociales que respaldan los resultados del 21 de febrero y la defensa de la CPE que convocaron a una movilización nacional en esta misma fecha.
Se puede agregar que esa provocación parece responder a las estrategias lanzadas por las corrientes autoritarias que aún perviven en algunos países de la región, de las que, mal que bien, hasta ahora el Gobierno intentó diferenciarse. Esta percepción se confirma con las declaraciones que ha realizado el ahora ex Ministro de Relaciones Exteriores, en las que da a entender que su sorpresivo alejamiento del gabinete se debería a su posición dialoguista antes que confrontacional.
Así las cosas, bien harían las corrientes democráticas del MAS y del propio Gobierno, si todavía existen o sobreviven, en extremar esfuerzos y hacer comprender al Primer Mandatario que si sigue por el camino de la provocación, la violencia y la confrontación no sólo que se convertirá en sepulturero de su propio proyecto político, sino del sistema democrático que con tanto esfuerzo hemos ido creando desde 1982. Sistema que, por lo demás, es el que ha permitido que el MAS y sus líderes lleguen al gobierno.
Hay que agregar que, vaciado de contenidos el proyecto del MAS, lo único que ahora guía a sus dirigentes es prorrogarse a como dé lugar en el ejercicio del poder en función a sus exclusivos intereses cupulares. La mención presidencial a la creación desde 2019 de un sistema universal de salud en el acto en que junto con los dirigentes del Conalcam amenazaba con su nueva postulación, confirma esa falta de propuestas programáticas y la decisión de aprovechar temas sensibles sabiendo que es poco menos que imposible hacerlos realidad en los tiempos prometidos. Para mayor abundamiento, la intervención del Ministro de Salud en radio Panamericana explicando de qué se trata la propuesta presidencial ratifica que ésta fue sacada de un, al parecer inservible, sombrero de mago.
Sin embargo, como la esperanza es lo último que se debe perder, ojalá que el Presidente del Estado recupere su olfato político y decida acatar la CPE y se prepare para entregar, a las buenas, dentro de 72 semanas, el viejo palacio de gobierno y el nuevo rascacielos presidencial a su sucesor.
El autor fue director de Los Tiempos entre 2010-2018
Columnas de JUAN CRISTÓBAL SORUCO QUIROGA