Lecciones de la economía argentina
Argentina está nuevamente con problemas económicos. Trataremos de explicar qué es lo que está pasando y qué enseñanzas nos puede dejar.
En diciembre de 2015, el presidente Macri asume la presidencia y debe enfrentar una herencia muy pesada, con serios problemas económicos. Para resolverlos, aplicó ciertas políticas económicas importantes, entre las más relevantes: el incremento de tarifas, con el propósito de eliminar la subvención de la electricidad, gas, teléfono, combustibles, que en algunos casos representaba el 90% del valor real; se corrigió el tipo de cambio con la salida del “cepo cambiario”, mecanismo que restringía la venta de dólares, que ocasionó la creación de un tipo de cambio paralelo, llamado “dólar blue” y, que llegó en algunos momentos superar nada menos el 85% del tipo de cambio oficial; el acuerdo y pago de los fondos buitres (holdouts), no resuelto por más de 15 años, títulos de deuda donde los acreedores se negaban a participar en procesos de reestructuración; el blanqueo de capitales, plan de exteriorización voluntaria de fondos en negro; reducción de impuestos a las exportaciones, entre otros, a la soja, aceite y harina, tendiendo a equilibrar el precio de las materias primas al valor internacional.
Estas medidas no fueron suficientes para enfrentar los grandes desequilibrios que tiene su economía: un abultado déficit fiscal, cercano al 10% del PIB (desfase de ingresos y gastos del sector público nación y provincias); déficit en cuenta corriente del 7% del PIB (desfase de ingresos y egresos de dólares al país) y el crecimiento de la deuda pública, cerca del 85% del PIB (tanto interna como externa), entre los más importantes, que afectan notoriamente al crecimiento. Estos grandes desequilibrios ocasionan acelerados procesos de depreciación del tipo de cambio; sólo en el 2018, la moneda ya se devaluó más del 100% y la inflación podría llegar al 45%.
Con respecto a la composición de la deuda pública, la deuda interna — a través de la emisión de Letras de Tesorería (Lebacs), que se emiten por desbordes de la tesorería —, cada vez son más relevantes, 10% del PIB. Ante la frágil situación económica, cada vencimiento de estos títulos es un dolor de cabeza para sus autoridades, ya que existen grandes riesgos que sus tenedores se refugien en otros activos financieros (por ej. dólares); para evitar esta situación y mantener su atractivo, la tasa interés se incrementó en el año de 27% a 60%.
Adicionalmente la Argentina como toda economía, siempre está expuesta a factores externos; el incremento de las tasas de interés de la Reserva Federal, recesión de la economía brasileña, batalla comercial entre China y EEUU, aumento de los precios del petróleo, tienen un efecto directo.
Ante esta situación, cuando se tiene menos pesos de los que se gasta, cuando los dólares que se generan por la exportación no alcanzan para la importación, los niveles de endeudamiento están muy elevados y, las condiciones mundiales son cada vez más complejas, el gobierno argentino tuvo que recurrir nuevamente al FMI, a través de un acuerdo Stand-By, crédito que respaldará financieramente su economía. Con esto, se pretende restablecer la confianza del mercado financiero mediante un programa macroeconómico coherente, que reduzca las necesidades de financiamiento, tener un mayor respaldo y tener mayor credibilidad.
Esta situación del hermano país, nos debe llevar a la reflexión sobre los efectos de contar con desbalances macroeconómicos y sus causas, principalmente en lo relacionado a los desequilibrios del sector fiscal y del sector externo; “no se puede gastar más de lo que se tiene”. De no solucionarlos oportunamente, estarán siempre latentes los riesgos de: atrasos cambiarios, inflación, incremento de las tasas de interés, recesión, default, etc.
El autor es economista
Columnas de JAVIER REVOLLO PIZARROSO