Valerosos cochabambinos, ¡un salud seco!
ALVARO MALDONADO B.
Al son de una buena cueca, un sorbo del elixir cochabambino, festejemos por el orgullo que nos inunda el ser hijos de la tierra que nos brinda su cobijo y abundancia.
Al brindis de un “aro aro” ¡salud!, mi Cochabamba, perdónanos por ser tan ingratos a quienes no te cuidamos.
Te debemos mucho y queremos hacer algo para compensar todo lo que los qhochalos malagradecidos no supieron hacer por tus encantos.
Y como no hay primera sin segunda, ahora viene un fuerte zapateo, al compás agitado de los pañuelos blancos, en señal de buscar una pausa para detener nuestro espíritu cementero. Y así empezar de nuevo, devolverte el encanto de ser un valle prodigioso.
Pedaleemos juntos sin detenernos. Enfrentemos el desafío que significa enfrentarnos a nosotros mismos, cambiar ese qhochala nuestro de cada día, hagamos como buenos vallunos, sembradíos con semillas de esperanza y cambio.
Con su gente, con su chicha y su chicharrón, de la Llajta somos, sin miedo, detener a los que invasores, construyendo un mejor futuro, llevando el valle rosquete sin bolsita, la empanadita calientita en bolsita de papel, si nos organizamos en bicicleta todos nos vamos al valle a tomar garapiñita.
Tanto por decir y tanto por reconstruir, a esta tierra bendita le debemos más respeto y menos bla bla. Cochabamba, cuna de grandes emprendedores, incomparables músicos, distinguidos profesionales. Cochabamba, ante nuestros desastres, nuestros desafíos debemos vencer.
Voluntario Masa Crítica de Cochabamba
Columnas de Redacción Central