La sanidad en manos del Estado
Gracias a la movilización social denominada “Apoyo a mi médico”, Morales tuvo que abrogar un Código Penal de carácter draconiano. Ahora, la venganza y revancha del régimen contra estos opositores no ha tardado en llegar, el Presidente anunció que se restringirá el trabajo de médicos especialistas en los hospitales, una prohibición que atenta contra la libertad de trabajar y acceder a puestos de trabajo estatales sin prohibiciones, ni privilegios emanados de la ley, porque cada persona puede acceder a dos o tres trabajos si las condiciones lo permiten. Lo mismo, los profesores pueden dar clases en diferentes entidades educativas siempre y cuando puedan hacerlo, más aún, si en Bolivia hay un déficit de seis mil especialistas en salud, según el Colegio Médico de Bolivia, la situación se agrava en casos de subespecialidades, especialmente en 11 de 32 áreas: oncología, nefrología, endocrinología, neumología, cardiología, cirugía plástica, neurología, hematología, terapia intensiva, neurocirugía y gastroenterología. Morales afectará a los más pobres con sus medidas demagógicas, privándoles de especialistas y subespecialistas.
La Organización Mundial de Salud (OMS) recomienda que, como parámetro mínimo, deben existir al menos 23 profesionales en salud por cada 10 mil habitantes, nivel establecido en 2015. Bolivia cuenta entre 6 a 14,8 por 10 mil. A nivel regional, Bolivia sólo supera a Venezuela en este tema.
Pero todo este asunto responde a motivos económicos antes que políticos. El Estado asumió en menor grado el modelo cubano socialista-estatista para otorgar este servicio. Si bien existen algunas instituciones privadas, quien asume el control de este servicio es el gobernante. Como hay excesivas cargas burocráticas y fiscales es difícil crear y mantener hospitales privados, no hay libertad para importar instrumentos, medicamentos ni maquinarias de salud, por lo mismo, no existen las suficientes residencias o especialidades para los egresados de medicina, como no hay empresas privadas, máquinas, ni residencias, los estudiantes tienen que emigrar, dándose una fuga de cerebros, los compatriotas en el exterior deciden no regresar porque encuentran mejores oportunidades e incentivos, los héroes que regresan se encuentran con envidia y celos, los bolivianos prefieren tener gobernantes derrochadores y corruptos bien remunerados aunque no hayan vencido la escuela, antes que pagar bien a sus profesionales, los médicos que regresan se encuentran con medidas arbitrarias como la obligación de hacer especialidad en el campo, donde no existen mínimas condiciones, como si su trabajo fuera el de un siervo, tienen que servir obligatoriamente al Estado, dadas así las cosas es preferible emigrar. Los jóvenes médicos son los más perjudicados, se distancian de sus hogares y no pueden acceder a la libre competencia con sus pares por las barreras ejercidas por el Estado, la competencia es importante para abaratar costos y aumentar la calidad del servicio.
La mentalidad estatista recomienda dar más ítems, aumentar el presupuesto para la salud y construir más hospitales estatales; la mentalidad liberal, aconseja liberar la importación de medicamentos, insumos y maquinaria de salud, permitir e incentivar los hospitales privados tal como sucede con el sistema “low cost” hindú que llegará a donde necesitan servicios, a los pobres y al campo, con bajos costos y creación de más puestos de trabajo y residencias, pensemos que el principal responsable de las muertes evitables no es el médico, sino el mismo Estado, nuestro principal enemigo.
El autor es representante del Instituto Libertad, Capitalismo y Empresa (ILCE).
Columnas de LUIS CHRISTIAN RIVAS SALAZAR