Gas natural, Bolivia-Argentina
la prensa argentina nos informa que el Gobierno del presidente Macri ha resuelto no concluir la construcción del Gasoducto del Noreste Argentino (GNEA), por haberse sobrepasado, en su construcción inconclusa, en más del doble de su presupuesto original y por el “generoso potencial gasífero de Vaca Muerta”.
Se especula que nuestro actual contrato de provisión de gas a Argentina está a punto de ser suprimido y que ese país dejará de ser importador de gas natural boliviano.
Se debe tomar nota de que hasta la fecha Argentina no es autosuficiente en consumo de gas natural y los resultados obtenidos en Vaca Muerta todavía no se registran en las cifras oficiales de producción de gas argentino hasta el mes de junio pasado. Por tanto, las especulaciones anteriores merecen ser comentadas.
Las relaciones gasíferas que tenemos con nuestro vecino del sur ya tienen medio siglo, son profundas e importantes para ambos. Estas relaciones tienen momentos de luz y de sombras.
En este siglo, uno muy luminoso, el 2 de julio de 2006, en la plaza de Hurlingham, localidad del Gran Buenos Aires, inmigrantes bolivianos, los “cabecitas negras”, que son varios miles, aumentaron su autoestima y se llenaron de orgullo porque el gas de su tierra venía a cooperar con la economía del país que les había dado hospitalidad.
Ese domingo los “cabecitas negras” vieron a su presidente Morales en el palco oficial compartir y bromear con su homólogo el Loro Kirchner.
Con amplia cobertura televisiva, en esa ocasión los dos presidentes, maestros de la demagogia, presentaron el convenio marco entre la República Argentina y la República de Bolivia para la venta de gas natural y la realización de proyectos de integración energética, que fue firmado el 29 de junio de 2006. De ese convenio nació el Gasoducto del Noreste Argentino (GNEA) como “la promesa de Kirchner de dotar de gas a la otra mitad de la Argentina” (regiones Noreste, Centro y Litoral). Con esos fines, también en un acto demagógico, se firmó el contrato de provisión de gas de Bolivia para el GNEA, en un estadio de fútbol de Santa Cruz, el 19 de octubre de 2006.
El contrato fue enmendado con una adenda el 26 de marzo de 2010, haciéndolo actualmente vigente. En ese documento se establecieron fechas y volúmenes mediante un contrato firme de compra y venta, y otro de venta interrumpible para cubrir fluctuaciones de invierno y de verano.
Para ese efecto, Enarsa y YPFB adquirieron los compromisos de construir las líneas de transporte necesarias. Para Bolivia la prolongación de su sistema central de gasoductos, desde Yacuiba hasta Campo Durán, para enviar hasta 30 millones de m3/día; para Enarsa la construcción del GNEA que conecte Buenos Aires con la extensión del gasoducto boliviano en Campo Durán.
Este gasoducto fue denominado Gasoducto de Integración Energética Juana Azurduy de Padilla. La extensión boliviana y el gasoducto de Enarsa deben estar listos hasta 2020 para que puedan manejar 27 millones de m3 de gas por día, que es el volumen contratado desde el 2020 hasta 2027. La instalación de Juana Azurduy de Padilla en el lado boliviano está lista.
Adicionalmente, en este contrato enmendado se acuerda el impulsar conjuntamente una planta de extracción de licuables de la totalidad del gas boliviano a ser entregado a la Argentina, tal como establece el acuerdo marco.
Por todo lo anterior, se puede ver que las relaciones con Bolivia sobre la cancelación del GNEA y la futura ampliación de la producción de Vaca Muerta acarreará otros aspectos que deben ser solucionados.
De 2020 a 2027 tenemos el compromiso de entregar 27 millones de m3 de gas por día. Para que Argentina pueda recibirlos, se hace necesario tener en operación el actual GN y además el GNEA.
Por otro lado, el acuerdo marco contempla la construcción de la planta extractora de licuables de todo el gas a ser enviado a Argentina. Esa planta está construida y en plena operación, y se planeaba la producción de polietileno y polipropileno, utilizando los licuables extraídos. El programa petroquímico boliviano de producción de plásticos depende de tener las reservas suficientes para proveer a Argentina, por un largo plazo, de más de 20 millones de m3 por día para obtener los licuables necesarios para nuestra futura petroquímica.
El presidente Macri, después de su reciente visita a Vaca Muerta, anunció que Argentina tendrá los costos de energía más baratos del mundo. (Clarín 28/8/2018). Esa promesa creará mayor expectativa en las localidades para las cuales estaba destinado el gas a ser transportado por el GNEA.
Finalmente, no se debe olvidar que todas nuestras transacciones gasíferas con Argentina están regidas por contratos. Cualquier modificación o cambio debe ser realizado de mutuo acuerdo, si no fuese así, cualquiera de las partes puede recurrir a las cláusulas de resolución de controversias.
Como se puede ver, las relaciones gasíferas entre nuestros dos países son materias complejas que deben ser manejadas con suficiente cuidado y con visiones de corto y largo plazo.
El autor es ingeniero, experto en hidrocarburos
Columnas de CARLOS MIRANDA PACHECO