¿Qué queda después del fallo de la CIJ?
Después de la trágica decisión de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de rechazar la demanda marítima de Bolivia, queda reflexionar sobre las alternativas que tiene el país, y no hablo de renunciar a la reivindicación marítima sino de pensar en nuevas opciones logísticas para la salida de carga nacional.
Las demoras en la atención de carga boliviana en la Terminal Portuaria de Arica (TPA) persisten desde hace un mes debido al cambio del sistema operativo.
Este problema no es nuevo y se repite constantemente por diversas razones y se ha convertido en una pesadilla para los conductores de los tráilers y camiones.
Por este paso fronterizo circularon 1,3 millones de toneladas de carga boliviana en lo que va del año. Esa realidad está latente y perjudica a cientos de transportistas y empresarios.
Desde el oriente, los empresarios no han dejado de sugerir Puerto Busch como una de las alternativas portuarias inmediatas, mientras que la Federación de Entidades Empresariales Privadas de Cochabamba (FEPC) sigue, incansable, en su apoyo a la puesta en marcha del puerto de Ilo. Ambas propuestas tienen intereses particulares.
La decisión de la CIJ, de alguna manera, nos ha abierto un escenario nuevo para replantear las alternativas económicas del país en torno al despacho de carga boliviana. Para esta tarea, es importante la unión publico-privada. Esa “unión” que se verá afectada, en estos días, por el anuncio del doble aguinaldo que llegará como una cereza al conjunto de problemáticas sociales y políticas que vive el país.
Editora de Economía de Los Tiempos
Columnas de ENID LÓPEZ CAMACHO