Después de La Haya
La victoria tiene mil padres, la derrota no… así dice el adagio popular. Y ahora como dirían los uruguayos: saber el resultado de los partidos del domingo leyendo el periódico del lunes es fácil. Así pululan los comentarios sobre lo que debimos hacer o dejar de hacer en La Haya cuando todos estuvieron callados mientras duró el proceso.
Esta fue una derrota del pueblo boliviano. Chile no ganó nada. Sigue con su posición y su soberbia. Bolivia , en cambio, mostró que seguiremos luchando mientras un hálito de vida nos quede.
Es la pelea de David contra Goliat. De un pueblo humilde contra la prepotencia de la oligarquía chilena. Pero ojo, allá hay más de una voz que habla de que deberíamos zanjar este problema. Y también hay un creciente descontento frente a Piñera.
Queda claro que con el empresario conservador en La Moneda no habrá negociación alguna. Habrá que esperar mejores horizontes y estos pueden venir cuando la derecha deje el poder en el vecino país. Las cifras apoyan el descontento. Sólo Brasil y Colombia superan en Latinoamérica a Chile en desigualdad. Y eso se manifiesta en educación y en salud.
Mientras tanto hay que seguir creciendo. Hemos disminuido la brecha con Chile grandemente. En 2005 la diferencia era de 13 veces y hoy es de siete. Con la industria del litio y otros proyectos grandes de desarrollo es posible que en algunos años más Bolivia sobrepase económicamente al país situado al otro lado de la cordillera de Los Andes.
Quizá esto sea lo que más preocupe a las élites chilenas: Bolivia viene creciendo a un ritmo del 4,7% los últimos años mientras que el promedio chileno apenas alcanza al 1,7%.
Una ex autoridad chilena me dijo que su país ya había exportado casi la mitad de los minerales que poseía, en cambio Bolivia sólo el 5%.
Corresponde entonces ser pragmáticos y realistas. Dejar decantar un tiempito el tema del mar sin perder las esperanzas.
Chile debe, tarde o temprano, negociar. No por razones históricas sino por conveniencia porque necesita de nuestros energéticos, porque Bolivia puede venderle electricidad barata, en fin sólo la soberbia les impide ver el futuro del ====win win=====.
Pero claro, también los ciudadanos tenemos que poner nuestro granito de arena. No consumamos productos chilenos, no viajemos de vacaciones a Arica e Iquique. Si cumplimos con esto ya vendrán a negociar, sino no le echemos la culpa al empedrado sino a nuestra cojera.
El autor es periodista
Columnas de JAIME ITURRI SALMÓN