Abofetear la justicia
La arqueología y la antropología histórica nos muestran que el hombre de Cromagnon, ya tenía convivencia equilibrada entre los integrantes de su grupo humano, seguramente ya pudieron comunicarse porque desarrollaron la capacidad del habla, encontrando un acomodo de capacidades individuales, que les permitieron evolucionar hacia nuevas etapas de distribución de la caza, la recolección, y la crianza de animales para la supervivencia.
Han pasado 50.000 años de ese esfuerzo grupal, y la historia nos ha revelado incontables hechos humanos de trascendencia, persiguiendo mejores ensambles, en complejas sociedades, que han inundado el planeta de habitantes, sedientos de libertad plena, de derechos, de independencia personal y garantías que solo la ley y quienes la administran, pueden otorgar.
Lamentablemente, existen sociedades en las que esa administración de justicia, se halla confiada a un grupo de humanos, que parecen escogidos de las filas de los neandertales, -como subgrupo del homo sapiens-, ya que no otra cosa refleja su actitud de cavernícolas violentos, subyugando a la ley, con deciciones propias de una involución, porque aún no comprendieron el alcance de lo justo, para tener una sociedad en pacífica convivencia.
Dentro de ese subgrupo, se hallan muy visibles a legisladores, administradores públicos, políticos, abogados al servicio del poder, investigadores legales, etc., es decir, todo ciudadano con tapa de código, que deba ser entrenado para torcer, para envilecer y abofetear la jSomos parte de un canasto de frutas podridas, pronto seremos contagiados con la descomposición, para heder igual, para ser lo mismo, para confundirnos luego en los muladares con el excremento, hasta que llegue el momento de evitar la aniquilación de los nutrientes socialesusticia.
No otra cosa refleja este espectáculo propio del apocalipsis de la equidad que vive nuestro país, en el que diariamente se revelan horrores conceptuales, fallas de interpretación, manipulaciones forenses, obtención de culpables por “decisiones superiores”, “sentencias ejemplares” para escarmiento de la sociedad, revelando la dictadura de “una mano”, que puede imponer cualquier determinación que se le venga en gana, corrompiendo in extremis, a la mayoría de una nación en búsqueda de metas ilegítimas, -mientras los pocos-, para salvarse de la persecución, deben asumir la figura de un demonio en defensa de sus libertades o de sus intereses legítimos.
Somos parte de un canasto de frutas podridas, pronto seremos contagiados con la descomposición, para heder igual, para ser lo mismo, para confundirnos luego en los muladares con el excremento, hasta que llegue el momento de evitar la aniquilación de los nutrientes sociales, que impida la involución hacia los neandertales, y seamos capaces de construir un mejor intento dentro de los 50.000 años de avance humano.
El autor es abogado
Columnas de MARIO BOERO