Estados y Petróleo en Bolivia, siglos XX y XXI
Entre fines del siglo XIX y principios del XX, tuvo lugar en el mundo una segunda revolución industrial con base en el petróleo como fuente energética. El motor a combustión interna (diésel) aceleró la velocidad y capacidad de carga del transporte marítimo y ferroviario. La gasolina hizo posible la producción en serie del automóvil y la conquista del aire. Otros de sus derivados permitieron fabricar plásticos y diversos materiales sintéticos mediante procesos petroquímicos que también transformaron la industria y todas las condiciones externas de la vida moderna a un ritmo y escala sin precedentes.
En Bolivia, la lucha política en torno a la explotación petrolífera ha tenido una influencia decisiva sobre su historia, siquiera desde los tiempos de la denominada revolución “juliana” de 1921 que condujo al Partido Republicano (PR) al poder liquidando la hegemonía del Partido Liberal (PL), hasta los días actuales. Liberales y nacionalistas (de izquierda y derecha), percibieron al petróleo como una suerte de panacea para resolver lo que consideraban, cada uno a su manera pero siempre en los marcos del ethos o modos de vida de la industria moderna, sus problemas económicos, culturales, sociales o políticos.
Veamos brevemente. Para grandes sectores del PR involucrados en la mencionada revolución “juliana”, la intervención directa del aparato estatal en la explotación petrolífera, viabilizaría la rápida industrialización del país, su autonomía económica, como también la potencia bélica necesaria para volver con soberanía al litoral del Océano Pacífico, ya sea recurriendo a negociaciones diplomáticas con el respaldo de fuerza armada o la acción bélica directa.
Más adelante, y luego de la Guerra del Chaco (1932-1935), el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), tuvo sus orígenes orgánicos en la lucha por la expulsión de la Standard Oil Company de Bolivia y la enajenación de su patrimonio a Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) en 1937. No obstante, y como ya hubo ocurrido en la época del gobierno republicano de Baptista Saavedra (1921-1925), y por supuesto al margen de las diferencias insalvables sobre la concepción ciudadana de uno y otro régimen, las incongruencias entre discurso y praxis políticas relativas a la gestión de la explotación petrolera durante la Revolución Nacional que inauguró el MNR en 1952, abonaron su caída en 1964.
A través de la dictadura del General Banzer (1971-1978), los “contratos de operación” para explotar los hidrocarburos del país que instituyó en 1972, contribuyeron decisivamente a la gobernabilidad de su dictadura. Pero finalmente, fueron las pretensiones de Banzer, apuntando a exportar gas al Brasil, lo que propició su propia caída en 1978.
Y la historia volvió a repetirse ¿Cómo concebir siquiera la ascensión de Evo Morales al poder, sin la previa “guerra del gas del año 2003”, cuya causa central fue la capitalización de YPFB en 1996? En suma, los modelos que implementaron los gobiernos bolivianos para explotar minerales fósiles, oscilaron entre liberales y estatistas una y otra vez ¿Cómo incidió la política y los problemas técnicos, propiciando la institución de uno y otro?, ¿qué consecuencias desarrollistas y políticas tuvo cada ciclo?, ¿cómo se articularon los aspectos técnicos de la minería y la lucha política?
Uds. podrán encontrar las respuestas a estas y muchas otras interrogantes en el libro “Estado y Petróleo en Bolivia, siglos XX y XXI”, cuya autoría me pertenece, y sobre cuyas lágrimas, sudor y sangre implicadas en su hechura, les hablaré en otro momento. Aquellos interesados en el libro, comunicarse vía mail.
El autor es economista.
llamadecristal@hotmail.com
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