¿Cambio o relevo?
De seguir viva la chispa que la inconmensurable divinidad me puso en el alma, escribiré una obra que hasta título ya tiene: “Pasajes de antihistoria boliviana”. Deberé reseñar los conceptos de antihistoria y de antihéroe para aclarar el sentido en que los uso, so pena de incurrir en oscuridad y rebuscamiento de los que alguna vez he sido sindicado, tal vez con algo de razón.
Sin pretensión de historiador, pero quizá con algo de superstición y mucho de imaginación, empezaré por el alfa: el brazo tullido del Mariscal Antonio José de Sucre, que tal vez limitó su defensa en la encrucijada de Berruecos donde fuera emboscado. A mi juicio, quizá inició la traición de las dos caras que caracteriza a muchos de los que manejan el devenir de esta patria digna de mejor suerte.
Bienvenida toda sugerencia de lectores para hitos históricos que me laceran. Yo solo tengo preguntas sin respuesta. Cuestiono si los cuernos figuraban en la bronca que el quizá primer populista tenía en contra del vencedor de Ingavi. Imagino algún pechoño diplomático victoriano durante sesiones reverenciales del culo de la Juanacha; ¿fue zoncera o acierto regalar un paralelo de costa y compartir la riqueza de otro en 1866?; ¿fue andinocentrismo regalar monte sin exigir un puerto fluvial, facilitando la posterior venta del Acre? ¿Por qué el tren al Beni quedó inconcluso en plataformas derruidas en la Cumbre, dejando a la capital del Territorio de Colonias con los crespos hechos de un ferrocarril que no llegó y que entonces tenía la avenida más ancha del país?
Tengo en mente la miopía de un Congreso que desdeñó comprar blindados ingleses que luego compró el enemigo; ¿Cuánto tiempo pasó entre 1868 y 1879?; ¿la batalla de Tacna ocultó a generales vencidos que luego fueron presidentes? ¿Por qué el país abandonó al aliado en 1880? ¿Será cierto que ni los heroicos Colorados recibieron su paga, mientras que los homenajeados en monumentos y calles vendían el Litoral? ¿Hay relación entre la venta del Litoral y la venta del Acre?
Nadie se acuerda que un cruceño fundó Puerto Pacheco, nombrando en su honor las alturas de Zamucos; cargaron presos a los pioneros, mientras Pacheco se ocupaba más de líos altiplánicos. En 1928, cuando Paraguay ocupó el fortín Vanguardia, bien cerca de Puerto Suárez y del Mutún, ¿no intuían su postura bélica? La retirada de Camarones tuvo uno gemela en la de Picuiba: ambas fueron sedientos traspiés, uno dirigido por un militarote incapaz y el otro por un botudo que llegó a presidente. Sumen años desde que los “pilas” quedaron con 28.000 hombres luego de guerrear con tres países, y el aciago 1932 que inició la pérdida de casi todo el Chaco para los “bolis”.
Recuerdo las latas de queso amarillo estadounidense que mi madre compraba de humildes alumnos de una cercana escuelita en ruinas: ¿para qué queso si escaseaba el pan? Yo mismo, sin ser dueño de tierras, fui parte de una diáspora de hijos de terratenientes empobrecidos por la reforma agraria que, como los centroamericanos de hoy, marchamos al sueño americano. Tal vez son sus hijos los que peregrinan a Bolivia cada año, a vestir y alimentar niños en hogares a los que no atiende el dueño del palacio de 29 pisos, que vuela en avión que sin licitar se compró por casi 50 millones de dólares.
Porque es la gestión de Evo Morales la que gana el premio de la letra omega en tal abecedario de iniquidades. No solo es la más larga de la historia, inclusive peleando hoy una inconstitucional re-re-reelección. Suertudo el orinoqueño: toda una década de desperdiciar recursos en abundancia por altos precios del gas y de los minerales. ¿Mal gobierno de quiénes? De populistas disfrazados de “originarios”, que también son lobos en piel de oveja por la corrupción.
Lo peor es que la gente tiene ahora un cuero de anta, piel gruesa que hasta arañazos aguanta. Hacen bien en concentrar sus dardos los grupos que solo piden respetar un referendo constitucional que le dijo No al prorroguista dictador en ciernes. Sin embargo, pasan por alto que la gestión de Evo Morales se contaminó de corrupción empezando por su discurso inaugural que condenó sin derecho a la defensa a Bakovic. La llamada “oposición” sigue tan desunida como siempre, gracias al egoísmo de caudillos obsoletos.
¿Alguien recuerda cuándo abrogaron licitar como medio de bloquear contratos amañados? Asiste a montoneras gobiernistas o pierdes la pega; apoya el sesgo propagandístico en los medios o pierdes avisaje oficial. ¿Cuánta plata se ha malgastado en “coimisiones” de carreteras mal construidas, en escuelas que se derrumban, en hospitales que son como cascarones vacíos?
Como declaró una diputada uruguaya hace poco “necesitamos un cambio profundo y no es con retoques y con evolución que lo vamos a solucionar”.
El autor es antropólogo.
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Columnas de WINSTON ESTREMADOIRO