Salir del club populista
En los casi 13 años que lleva en el poder, Evo Morales ha alineado sistemáticamente a Bolivia con un club de regímenes populistas, los llamados “socialistas del siglo XXI”, caracterizados por altos grados de autoritarismo y corrupción.
Este alineamiento no sólo ha sido negativo en materia de derechos humanos, al solidarizarse con gobiernos represivos y al imitar sus métodos, sino que también ha sido un error en el campo del comercio exterior, desperdiciando tiempo y esfuerzo en países como Cuba e Irán, con los que no hay complementariedad ni grandes posibilidades de intercambio.
Ahora, con el giro político regional que desplaza de los gobiernos a los partidos del club populista, insistir tozudamente en esa línea es una receta segura para el aislamiento.
Actualmente, sólo quedan dos países en América del Sur que forman parte del bloque de la ALBA: la catastrófica Venezuela de Maduro, y Bolivia, mientras que todas las naciones limítrofes se han volcado a la reconstrucción de la democracia y la economía de mercado.
Pero en lugar de adaptarse de manera pragmática a este cambio, la reacción de Morales y su gobierno ha sido la de confrontar a mandatarios como Mauricio Macri y al recientemente electo Jair Bolsonaro.
Lo irreflexivo de esta postura se agrava teniendo en cuenta que se trata de los gobernantes –en funciones el primero y entrante el segundo– de los principales países compradores de nuestro gas, exportación que es considerada el “salario nacional” de Bolivia.
Las afrentas incluyen el viaje de Evo Morales a la Argentina para participar en un acto de “movimientos sociales” kirchneristas, en el que se hizo pedir prudencia en sus declaraciones de parte del gobierno de esa nación; y una apresurada acusación contra Bolsonaro como supuesto “financiador de la derecha boliviana”.
Todo esto, en un complicado contexto en el que Argentina busca la autosuficiencia energética para el año entrante (así lo adelantó el ministro del rubro, Javier Iguacel) y Brasil podría no renovar el contrato de compra-venta de gas, también en 2019.
Las anteojeras ideológicas con las que Morales ve el mundo son, además de obsoletas, francamente contrarias al interés nacional. Bolivia tiene que entrar en sintonía con la región y el mundo, y eso sólo se logrará saliendo del club populista.
El autor es senador por los demócratas
Columnas de CARLOS PABLO KLINSKY