Søren y el Estado mecenas
El colectivismo especializado en el cine está llevando adelante una ley que privilegiará a su gremio. La Ley del Cine y Audiovisuales Bolivianos pretende crear instituciones burocráticas que se encargarán de decidir qué puede o no ver el ciudadano, decidir para dónde va el dinero de un fondo económico que busca meterse en los bolsillos del sector privado, mediante tasas sobre obras cinematográficas extranjeras; además de control y vigilancia sobre los canales de televisión, su obligación de destinar al menos el 15% de su espacio para la difusión de películas nacionales, aumentar el arancel para todo producto extranjero y una innumerable lista de violaciones a la libertad de hacer y elegir, actos semejantes a los controles soviéticos, con el aditamento de la mentalidad provinciana proteccionista frente a lo extranjero.
Por eso, aconsejo que los actores de teatro, músicos, pintores, poetas y novelistas también se organicen en sindicatos para demandar semejantes leyes estalinistas para obtener dinero y que su obra se encuentre protegida mediante aranceles, tasas, permisos, registros de lo extranjero, etc., ¿Por qué solo el cine tiene esos privilegios?
Soy una asiduo asistente al Cine CBA de Santa Cruz para ver películas clásicas, documentales, cine no comercial extranjero y, sobretodo, disfrutar de estrenos de películas nacionales. Puedo alardear de haber visto la mayoría; cuando voy, soy el único frente a la pantalla o en el mejor de los casos, habrá cinco espectadores, es un cine subvencionado; la mayoría de las personas, cuando su economía lo permite, están asistiendo a los pocos cines que sobreviven con películas taquilleras, generalmente extranjeras. Si no fuera por estas, tendrían que cerrar por falta de público, porque con la tecnología uno puede tener un cine en casa o recurrir a Netflix,
¿Por qué imponer a la mayoría ciertos espectáculos por ser nacionales? ¿Por qué permitir que roben mediante impuestos para subvencionar mis gustos estéticos? ¡No señor, basta de prohibiciones, controles, vigilancia! Ley tras ley estamos fortaleciendo la policía orwelliana, condenando a los más pobres a soportar y sufrir un incremento de precios en las entradas por más tasas a las obras extranjeras. ¡Basta de infierno fiscal!, con lo mucho que cuesta venir a rodar a Bolivia, las productoras internacionales lo pensarán muchas veces antes de dejar un dólar en un territorio controlado por un despotismo pseudointelectual.
Algunas veces tenemos que autoflagelarnos viendo películas nacionales como: María Eugenia, El Río y Søren enfrentándonos a lo feo, chabacano, de mal gusto, ridiculez, pero principalmente a la moda posmoderna, marxismo cultural vulgar, destructor no sólo de ideales de belleza, sino también de lo que se entiende por bien y conocimiento. En el caso de Søren, no hay la tal descolonización que piden los burócratas, porque tenemos a un gringo que contagia su visión de vida pachamamerta promiscua a los nativos bolivianos. No se puede gastar en este tipo de productos, no se puede gastar en lo que no tiene demanda, teniendo otras prioridades más urgentes. “Artistas” y burócratas tendrían resultados positivos si eliminaran aranceles para importación de tecnología, eliminación y disminución de impuestos sobre sus empresas y productos, si exigieran flexibilización laboral, en vez de estar recurriendo a la inmoral obligación de cargas obligatorias para sustentar su arte. Recuerden que Cayo Mecenas protegía de manera voluntaria a Horacio, Virgilio y a otros poetas con su propio peculio.
El autor es representante del Instituto Libertad, Capitalismo y Empresa (ILCE).
Columnas de LUIS CHRISTIAN RIVAS SALAZAR