Cambio de costumbres
El tema del cambio climático y, particularmente, el calentamiento global (“fenómeno del aumento de la temperatura media global, de la atmósfera terrestre y de los océanos”) es enfocado fundamentalmente desde la perspectiva medioambiental y el debate central gira alrededor de cómo enfrentarlo de la mejor manera y, sobre todo, cómo frenar ese proceso que pone en riesgo la vidas de millones de personas en el planeta.
Lo que aún con mucha timidez aparece en el análisis es como la gente debe cuidarse de ese fenómeno, pues, junto con el aumento del calor, también se incrementan los niveles de los rayos ultravioleta que provocan daños irreversibles en el cuerpo humano si no se adoptan las debidas precauciones. En nuestra región, en estos días, el nivel de los rayos ultravioleta se situó entre 8 y 10, lo que expresa una situación “muy mala”, al punto de que se requiere de protección especial.
De ahí que es necesario impulsar campañas de información y motivación que, además de explicar a la gente al detalle este fenómeno, la capacite sobre las mejores formas de protegerse de los rayos ultravioleta. Entre ellas, la más obvia es no exponerse en el día demasiado tiempo al sol, particularmente entre las 11 y las 15 horas, lapso en que los rayos actúan en forma más intensa y es aun más necesario utilizar sombrero, sombrillas y cremas protectoras, además de ingerir mucha agua.
Es decir, debe haber un cambio de nuestras costumbres del uso del espacio abierto, y esto exige dejar atrás viejas usanzas cuando el sol era, más bien, un irradiador de energía y buena salud.
Columnas de Redacción Central