Revolución mundial e irreversible de la energía solar
Las células fotovoltaicas de hoy se basan en un hallazgo afortunado de 1839; un electrodo tocado por la luz solar pudo generar corriente. Fue así como en el año 1883 ya se produjo un panel fotovoltaico, aunque con apenas 1% de eficiencia. Finalmente, en 1954 los laboratorios Bell de la ATT perfeccionaron la primer célula solar de silicio. Entre 1960 y 1970 el uso de la energía solar cayó en desgracia por ser muy elevado su costo y tener un bajo rendimiento. En esa época cada panel costaba más de 100 dólares por vatio y su eficiencia sólo era del 10%; tener energía solar era prácticamente prohibitivo. Con el progreso tecnológico de los últimos años esto fue cambiando y con rapidez pasmosa. Hoy asistimos a una verdadera revolución planetaria sobre la base de la impecable energía natural y eternamente renovable que nos provee el astro rey. El precio por vatio se ha reducido en forma enorme por la dramática caída del valor de los paneles; actualmente ya es inferior a los 25 centavos de dólar por unidad y sigue en bajada.
El sol es hoy por hoy el recurso energético renovable de mayor crecimiento y por lo brevemente señalado anteriormente se ha transformado en una de las fuentes más baratas de energía que tiene la humanidad. Los procesos de innovación han ido mejorando dramáticamente la eficiencia y abaratando en forma enorme los paneles que capturan la energía del sol para luego transformarla para usos industriales u hogareños. Y esos avances tecnológicos no cesan, es prácticamente una simple operación matemática el predecir que el costo por panel podría llegar casi a cero en poco tiempo más y con una eficiencia unitaria superior al 22%. Esto es lo que aseguran los expertos y ya se lo ve casi a diario en varios lugares de Asia, Europa y Norteamérica, regiones que lideran al mundo en el uso de la energía solar y que siguen aumentando su uso. Israel es un verdadero paradigma al respecto.
Surge además otro aspecto peculiar e interesante, capaz inclusive de provocar cambios cualitativos y cuantitativos en lugares otrora desdeñados que son —hasta ahora— de escaso o ningún valor. Las zonas desérticas y eternamente soleadas del globo terrestre que antes —en términos inmobiliarios— no valían casi nada, podrían pasar a tener valores insospechados ante esta nueva revolución solar que además parece ser y será irreversible. Parajes desolados donde nadie o muy pocos viven, como el Altiplano boliviano, los desiertos de Atacama, el Sahara, Gobi, Arizona, Sonora y otros, podrían llegar a tener un inmenso valor en el futuro inmediato por su capacidad de recibir abundante luz solar continua. Esa favorable situación, en combinación con el casi nulo precio actual de los paneles fotovoltaicos, hará que la energía proveniente del sol sea cada vez más usada, más barata y sobre todo, mucho más competitiva frente a otras fuentes energéticas renovables y no renovables, agregando además su condición de ser absolutamente limpia. Y de paso, podrá hacer subir sideralmente el valor de tierras otrora descartadas para el uso humano. Ojalá en nuestro país alguna autoridad competente del ramo tome nota de estos singulares avances —que son de público conocimiento y se están esparciendo globalmente— para que haga algo al respecto.
El autor es excanciller de Bolivia, economista y politólogo
Columnas de AGUSTÍN SAAVEDRA WEISE