Sobre el comportamiento criminal
Tendemos a pensar que el comportamiento humano está regulado por factores sociales y educativos. Personas con buenas intenciones creen que un modelo de sociedad, el patriarcal, es el responsable de que haya criminales que ataquen sobre todo a mujeres. Bastaría, según esta propuesta teórica, que se cambie el modelo educativo, familiar y social para poder regular la conducta.
Pero los intentos de cambiar el comportamiento con la sola educación no han servido para que deje de existir criminalidad. Algunas personas con altos niveles educativos pueden cometer crímenes horribles. Algunas personas sin ninguna educación y en contextos adversos han dado muestras de gran nobleza. Es decir: hay un impacto educativo, cultural y económico, sin duda; pero el comportamiento es mucho más complejo de lo que pensamos y hay más factores involucrados.
Veamos un ejemplo: a partir de los años noventa hubo una fuerte disminución de la criminalidad en el mundo, sobre todo en Estados Unidos y Europa, sobre todo de crímenes graves como homicidios, agresiones violentas y delitos sexuales agravados. La disminución es tan fuerte que no puede explicarse solamente con cambios en los modelos educativos.
Una hipótesis que cada vez encuentra mayor soporte de evidencia es que a partir de los años setenta se prohibió el uso de plomo en la gasolina. El plomo es un metal pesado neurotóxico que, una vez absorbido por el cuerpo, genera graves consecuencias. Los daños neurológicos son irreversibles, sobre todo si se entra en contacto con este metal durante la infancia. El plomo altera la conectividad neuronal, en particular el sistema neuroendocrino, responsable de la regulación del metabolismo, la conducta sexual y las emociones. Hay evidencia que el envenenamiento infantil con plomo crea problemas de control de impulsos, atención, metabolismo y un largo etcétera que son visibles solamente en la adultez. La regulación del plomo, que hasta entonces había sido estudiado por sus otros efectos (como problemas en los huesos, riñones, etc.), permitió una inesperada y sostenida disminución de comportamientos agresivos y criminales.
¿Se puede explicar todo comportamiento criminal con la intoxicación con plomo? ¡Claro que no! Es solo uno entre muchos factores. No existe una causa única que explique la violencia: el comportamiento es el resultado de muchas interacciones; pero el énfasis en un solo factor puede impedir la apertura necesaria para estudiar y entender la compleja relación entre biología, socioeconomía, cultura y ambiente, retrasando así lo que todos buscamos: una sociedad más segura, justa y abierta.
La autora es escritora.
Columnas de CECILIA DE MARCHI MOYANO