Diplomas en papel Versus habilidades
Nuestro vicepresidente Álvaro García Linera nos ha dado un tema para reflexionar. ¿Valen los diplomas en papel si no tenemos la habilidad que el diploma indica? En muchos países lo que indica la hoja de vida debe ser verdad porque si no es un fraude y puede costar el trabajo e incluso un juicio por daños y perjuicios. La información proporcionada debe reflejarse en habilidades que tiene la persona. En Bolivia parece que nos importaran más los papeles y no la habilidad. Muchos han debido experimentar que para postularse a algún cargo, las empresas se enfocan en recibir un respaldo a cada alusión de la hoja de vida. ¿Pero alguna empresa verifica si estas menciones están internalizadas en la persona y las sabría utilizar para mejorar la productividad o competitividad? Se dice que “la educación rompe los ciclos de pobreza y opresión”. ¿Pero es la educación en papel o es la educación traducida en habilidades?
En Bolivia, la Constitución Política del Estado (CPE, Art. 234) indica que los funcionarios están obligados a hablar al menos dos idiomas oficiales: castellano y uno nativo y la Ley General de Derechos y Políticas Lingüísticas (L.269) daba plazo hasta el 2015 para que los servidores públicos cumplan este requisito. En Bolivia se tenía la idea de integración e igualdad al ofertar servicios en el idioma materno de las poblaciones originarias. Pero muchos, incluso la Escuela de Gestión Pública Plurinacional (EGPP) entendieron que se debe entregar el diploma al que se inscribe y no al que aprende. Aún hoy, mucha gente no puede comunicarse en su idioma materno en ninguna institución pública porque los funcionarios no la hablan. La calidad de educación está en tela de juicio, el diploma no refleja conocimiento de la persona.
Muchos dicen “los diplomas se compran y no incluyen el conocimiento”. Los estándares de calidad en la educación boliviana se han reducido a la asistencia a clases y a la acumulación de diplomas sin que se mejore el conocimiento que optimice la competitividad y desarrollo de nuestra empresa, nuestro entorno o nuestro país.
Muchas universidades para ganar estudiantes ofertan “doble titulación de maestría más cuatro diplomados” “doctorado con tres diplomas de maestría incluidos” y los participantes no logran terminar la tesis que esté acorde a los requerimientos de la universidad en el extranjero. Peor aún, se tienen profesionales que no utilizan el conocimiento adquirido porque este vino en un formato memorístico que no se enfoca en el “saber hacer”. Debemos reflexionar en cómo romper este círculo de diplomas de “mentira” y enfocarnos en “ganar habilidades para promover el desarrollo en nuestra vida, entorno y país”.
La autora es PhD en economía internacional
Columnas de KATHYA CÓRDOVA POZO