Evo, Bolsonaro y el pragmatismo
Teóricamente, los presidentes de Bolivia, Evo Morales, y de Brasil, Jair Bolsonaro, están en extremos opuestos.
A lo largo de su carrera política, y aún hasta hace poco, Morales se ha mostrado públicamente como amigo y hasta discípulo de Luiz Inácio Lula da Silva que, también teóricamente, es el principal adversario de Bolsonaro.
Por su lado, el nuevo presidente de Brasil ha sido honesto, quizás demasiado, respecto a sus inclinaciones. Ha marcado su territorio desde antes de asumir el cargo. En el círculo de confianza está, en primera línea, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y después aparecen el de Chile, Sebastián Piñera, y de Argentina, Mauricio Macri. Hay otros más adentro y todos son de tendencia conservadora e incluso de extrema derecha. Fuera del círculo aparecen el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, y el de Nicaragua, Daniel Ortega, en primera línea. Un poco más allá están el presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, y el de Bolivia, Evo Morales.
A pesar de ello, Morales no sólo fue a la posesión sino que llegó a llamar “hermano presidente” a Jair Bolsonaro. Ni siquiera Piñera, que es ideológicamente próximo al gobernante brasileño, fue tan lejos. Lo que el chileno atinó a decir fue que “a Jair Bolsonaro lo vamos a empezar a conocer y evaluar a partir de hoy”.
Según explicó gente del oficialismo, Morales no llama “hermano” a cualquiera. Para que eso pase, tiene que haber una razón muy poderosa pero la primera tendría que ser un cálculo político. Para ponerlo en otras palabras, Evo no habría utilizado esa palabra si no tuviera algo avanzado con el nuevo mandatario brasileño.
¿Malo? ¡Claro que no! En política, la confrontación es lo que menos se aconseja, particularmente cuando hay intereses económicos de por medio y, en el caso de Brasil, habrá que recordar que es el principal comprador del gas boliviano.
Si Bolsonaro decide dejar de comprar gas boliviano, cortaría una gran fuente de ingresos a Bolivia que el Gobierno utiliza, con notoria preferencia, en la campaña permanente de Evo Morales, tanto así que este año se ha incrementado el presupuesto del Ministerio de Comunicación.
Lo lógico, coherente y pragmático es llevarse bien con el “hermano” Bolsonaro, aunque eso represente traicionar al “maestro” Lula.
Lo que no resultó tan lógico ni coherente es que Morales haya saludado cordialmente también a Piñera pero eso podría ser interpretado sencilla y llanamente como educación.
