Violencia y “ningufoneo”
La escena se ha vuelto por demás común y, como todas las cosas comunes, dejan de llamar la atención, precisamente porque han formado o forman parte del día a día.
Cuatro integrantes de una familia están sentados a la mesa, tomando su cena o almuerzo, no importa cuál comida sea y el papá, la mamá y la hija, menos el hijo menor, tienen entre manos un teléfono inteligente. Todos van atentos a lo que hay en sus pantallas. El niño come en absoluto silencio, trata de conversar, pero es totalmente ignorado.
Ese simple acto, es de desprecio hacia él. Por lo que tenga que decir, o contar. Si la comida le gusta o le disgusta, si es fea o rica, o si ha pasado un buen momento en el colegio, son mensajes absorbidos por la indiferencia y por el agujero negro de la tecnología.
Incluso este hecho peculiar, que hace unos 15 años no hubiera sucedido con tanta vehemencia, aunque si se hubiesen producido interferencias gracias a la presencia de una radio portátil o de una televisión, a fines de la segunda década del siglo XXI ya tiene un nombre y se llama ningufoneo.
Proviene del inglés phubbing y es el acto de ignorar a una persona y al propio entorno por concentrarse en la tecnología móvil, ya sea un teléfono inteligente, tableta, PC portátil, u otro objeto inteligente.
El término se originó en Australia, y es producto de la unión de las palabras phone (teléfono) y snubbing (despreciar).
Los estudios sobre el tema son escasos y muy básicos debido a su corta, pero previsiblemente larga existencia. Diferentes universidades europeas y norteamericanas han realizado tesis y ensayos que conjugan la psicología con la tecnología donde se empieza a introducir el concepto del ningufoneo en muchos de sus planteamientos.
Gracias a este concepto se puede entender al silencio como una forma de violencia, de omitirte o de castigarte.
Coca Cola emitió una publicidad anti phubbing, se trata del Social Medial Guard, un producto para los adictos a los artefactos tecnológicos; si bien el producto no está a la venta y no es real, fue la iniciativa de esta empresa realizar una campaña concientizadora. “Los medios son geniales, te conectan con la palabra y las personas que amas (...) pero hay momentos en que los medios pueden interponerse en el camino del mundo real”, decía su mensaje, dejando muy en claro que es más importante lo que tenga que contar el hijo, la sobrina o la cuñada, en lugar de leer o mirar los millones de mensajes que suceden uno tras otro en las multipantallas.
La autora es magíster en comunicación empresarial y periodista
Columnas de MÓNICA BRIANÇON MESSINGER