Espectacular jaque pendular
La historia parece estar condenada a un penoso movimiento pendular entre extremos. Se pasa de la derecha radical a la izquierda dura sin opción a medios términos. El pensamiento dual de la cultura occidental es simplón y de fácil asimilación. Los buenos son demasiado buenos y luchan contra los malos que son radicalmente pésimos. La política es un juego triste entre buenos y malos. Como en las películas de Hollywood. Unos toman el poder creyendo que son los enviados de los dioses para salvar el mundo. Pasa un tiempo y comienzan a mostrar sus garras decadentes sedientas de corrupción y mentira autoritaria. Sus errores abren las puertas para que vuelvan los otros. Se repiten los mismos errores y reaparecen renovados los mismos impostores con otras fachadas.
Chávez tuvo la gran oportunidad de generar un modelo que supere la condición de patio trasero del imperio. Pudo construir dignidad política y económica para su país. Lo arruinó todo. Repitió un discurso maniqueo tan pobre y agresivo que pasó a ser una caricatura de la izquierda latinoamericana. En el manejo económico le fue peor. Destruyó el aparato productivo bajo el supuesto de que el capitalismo es el origen de los males. Pero lo peor fue que la democracia le valió un sorete. La utilizó para subir y luego la pateó como si fuera un traste inservible. Craso error acentuado grotescamente por su inmaduro pupilo. Olvidaron que la democracia es uno de los mitos más importantes del mundo occidental. Si no el central.
Los devotos de este sistema “supuestamente” perfecto están ofendidos y cansados de tanto desprecio por lo más sagrado que se inventó para legitimar la desigualdad. Es una piedra en el zapato para el concierto global. Le tendieron un jaque espectacular del que todos estamos pendientes. Sus consecuencias nos salpicarán de todas formas. Poco a poco se están alineando los poderes mundiales de acuerdo con intereses que son idénticos. Para los defensores de la revolución bolivariana es una vulgar intromisión al viejo estilo de sables de la seguridad nacional. Para otros es el momento de la liberación de una pesadilla que llevó al desastre económico y político de un gran país.
El mundo ya no es un simple mosaico de países como lo fue en el pasado. Ahora vivimos en la aldea comunicativa y sociopolítica global. Detrás de la idea de democracia y libertad de mercado está latente el ideal “Living la vida loca” del bienestar y la abundancia rápida e inmediata. Las economías mundiales buscan frenéticamente satisfacer las necesidades de sus ciudadanos con un modelo económico de crecimiento obsesivo. Sin límites ni obstáculos. Eliminan cualquier despistado que pretenda oponerse con o sin argumentos. Ni la naturaleza es respetada en sus afanes. Al contrario. La madre tierra es la más afectada por este irracional crecimiento. Derechas e izquierdas son igualmente irresponsables por la depredación del medio ambiente. Las odas a la Pachamama son canto de sirena cuando se busca obsesivamente llegar al 4,5 % de crecimiento por tristes afanes políticos. Son impulsos insensatos para que el péndulo de la historia se dirija hacia el otro lamentable lado.
El jaque que presenciamos en calidad HD podría ser mejor visto si en sus filas no estuvieran temerarias y poderosas figuras como Trump o Bolsonaro. Sin mencionar otros. Una derecha retrógrada sin más proyecto que el crecimiento cerrado y egoísta de sus economías. Sin interculturalidad ni política social. Involución al pasado pre-democrático de exclusión explícita e inmoral de las minorías. Todo mal.
No es un momento para festejar. Pude correr mucha sangre. Es una guerra de mitologías. Por eso es irracional. Presenciaremos cómo se vuelca una página para volver al pasado con la sensación de haber retrocedido vergonzosamente. Chávez y sus ahijados perdieron la oportunidad de generar un modelo de sociedad equilibrada y saludable para todos. Un freno eficiente y digno al colonialismo interno y global. Pero no. Se empecinaron en empujar al otro lado a quienes se atrevieron a disentir. Restaron en vez de sumar. Los calificaron con palabras reduccionistas tales como “derecha” y “oposición”. Como si la realidad fuera una película de jovencitos versus bandidos. Empobrecieron la historia con receta de Far West.
Es un jaque del cual no podemos abstraernos. No somos ajenos al tablero mundial de la mítica democracia internacional. Una jugada exitosa servirá para castigar a quienes todavía se atreven a desafiar. El péndulo cumplirá su previsible y lamentable trayectoria.
El autor es comunicador social.
estemarcegua.blogspot.com
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