Desarrollo y crecimiento 4.0
En Bolivia, el concepto de desarrollo está secuestrado por la PIBocracia oficialista. Gente obstinada solamente con tasa de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) y con figurar en rankings internacionales que miden tamaño. Pero la historia muestra que tamaño no es documento.
Es una verdad de Perogrullo sostener que el desarrollo no es simplemente la trayectoria de esta variable, en realidad desarrollo es un concepto multidimensional, incluye transformaciones y mejoras en los ingresos pero también acceso oportuno y de calidad a la salud, la educación y saneamiento básico, también está referido a la diversificación productiva, tecnológica y a la sostenibilidad medioambiental además, tiene una dimensión subjetiva que va desde el ejercicio de la ciudadanía y libertad hasta los derechos más íntimos de las personas, como la religión y la sexualidad.
Por lo tanto, tomando en cuenta este concepto amplio de desarrollo, no sólo importa la tasa de crecimiento económica, sino su dirección, calidad social, sostenibilidad financiera y sustentabilidad medioambiental. Más aún, el desafío está en buscar un crecimiento inteligente liderado por la innovación. En suma, en los tiempos actuales el desarrollo debe basarse en un crecimiento inteligente, inclusivo, sostenible y sustentable, para dar base a un despegue de desarrollo humano integral. Me concentro en el tema del crecimiento de calidad.
Crecimiento inteligente significa apostar al capital humano como factor central, aunque no exclusivo, en la generación de riqueza. Los recursos naturales se agotarán en el corto y mediano plazo, pero las ideas, convertidas en innovaciones y transformaciones tecnológicas, son recursos renovables infinitos. La economía creativa, la economía colaborativa y del conocimiento son la base del crecimiento inteligente.
Recordemos que los productos y los servicios, y la distribución de estos pueden ser vistos como conglomerados de ideas. ¿Cuántas ideas se necesitarán para extraer minerales y cuántas nuevas ideas para hacer un teléfono inteligente? En el primer caso pocas. Por ejemplo: cómo buscar minerales, extraerlos, limpiarlos, almacenarlos, transportarlos. En realidad, ésta es una actividad propia de sociedades recolectoras que usan algunas decenas de ideas, lo que corresponde a un nivel de desarrollo tecnológico. Algo similar ocurre con la extracción de petróleo o gas natural, aunque en este sector se necesitan ideas más sofisticadas para encontrar hidrocarburos.
En el caso de un teléfono inteligente, éste también es una condensación de ideas para sacar fotos y grabar videos, hacer llamadas, escuchar música, leer revistas y libros, ver la predicción del tiempo, pedir un taxi, subir y ver videos, enviar mensajes y comunicarse, jugar, calcular, hacer citas de amor, manejar una agenda y un largo etcétera. Centenas de ideas que valen mucho más que un pequeño pedazo de litio, plástico, cobre, vidrio o aluminio.
La gran virtud de las ideas es que son bienes no rivales. Una calamina o un celular son bienes rivales o excluyentes, sólo pueden ser usados por una persona, para techar su casa o comunicarse con sus amigos. La idea de cómo elaborar una calamina o hacer un celular es un conocimiento tecnológico que puede ser usado simultáneamente por muchas empresas y personas al mismo tiempo; por lo tanto, es un bien no rival que genera rendimientos crecientes de escala y desarrollo inteligente. Entonces, el elemento central de un crecimiento inteligente es el capital humano y su capacidad de generar nuevas ideas, que actuando en red se convierten en saber colectivo.
Crecimiento inclusivo significa trabajar simultáneamente en la ampliación de las oportunidades educativas y de emprendimiento y la distribución equitativa empleos, ingresos y saberes. En países en vías de desarrollo, como Bolivia, la creatividad y la innovación deben impulsar el emprendimiento social para la base de la pirámide societal. Asimismo, crecimiento inclusivo significa igualdad de género y de generación. En nuestro país, la reducción de la pobreza que habría bajado de 61% en el 2005 a 36% en el 2017, un logro destacable si utilizamos la variable mejora de ingresos como referente de pobreza. Entretanto, considerando el índice de desarrollo humano, que incluye acceso a la salud, educación y otros indicadores, estamos en el puesto 118, cuando Chile ocupa el lugar 38 de 188 países. En suma, se tienen un poco más de plata pero con sistemas de salud pésimos. Los temas de inclusión de calidad son asignaturas pendientes.
Crecimiento sostenible significa construir andamiajes financieros (baja relación deuda producto) y fiscales sanos, un sector externo poco vulnerable, un buen equilibrio entre ahorro e inversiones para la economía. Significa también instituciones y política públicas que atenúen los ciclos de la economía en el largo plazo. Bolivia, desde el año 2015, basa su crecimiento en cuatro años de déficit comercial, cinco años de déficit fiscal (gastos e inversiones mucho más grandes que los ingresos), pérdida de ahorro interno (caída de las reservas internacionales en cerca de 6 mil millones de dólares) e incremento importante de la deuda externa. Este crecimiento no es sostenible.
Crecimiento sustentable significa generar riqueza y bienestar en profunda sintonía y respeto por la naturaleza. El sueño: Cero emisión de carbono en base a un proceso de diversificación e industrialización verde y una revolución en los servicios. Lamentablemente en Bolivia el modelo primario exportador es altamente contaminante tanto en los sectores de hidrocarburos como minería y agroindustria.
Economista
Columnas de GONZALO CHÁVEZ A.