Persiste la basura como pesadilla
La gran propuesta de hace un cuarto de siglo, que sigue siendo resistida aunque en menor escala, consistía en instalar ya nomás plantas de incineración que funcionen 24 horas de 365 días sin detenerse en absoluto
Los medios se ocuparon de este mal endémico. La basura es por cierto una pesadilla para las alcaldías, los vecinos, el pueblo en general. Lo venimos repitiendo desde 1995 cuando este cronista presentó ante tres alcaldías el fruto de sus estudios que le llevaron 18 meses en los escenarios de México, Suecia, España y Bolivia. Un trabajo intenso para llegar a conclusiones claras, irrefutables y valederas.
Han pasado 23 años y uno se resiste a creer que el problema de la basura persiste, hoy, agravado por la abrumadora realidad de comprobar que el eje central produce más de 1.200.000 toneladas de desechos sólidos por día. La enorme cifra coloca a la mancomunidad del valle en primer orden seguida de Santa Cruz, La Paz y El Alto. Es de tal envergadura que está provocando efectos colaterales difíciles de resolver como la sobresaturación de los botaderos y la colmatación de sus insuficientes plantas de tratamiento que simplemente han colapsado.
La gran propuesta de hace un cuarto de siglo, que sigue siendo resistida aunque en menor escala, consistía en instalar, ya nomás, plantas de incineración que funcionen 24 horas, 365 días sin detenerse en absoluto y generar energía eléctrica que sume su potencial a las redes actuales. Existen varios modelos que no paran de innovarse y mejorar en su rendimiento, varios de estos en Europa pero también en Asia y África, instalados con moderna tecnología, costo inicial alto, costo de producción reducido y automatizado que, sin embargo, requiere notables aportes en la limpieza, recolección, transporte, tratamiento previo como el reciclaje y alimentación de las plantas. En Suecia algunos incineradores funcionan en pleno corazón de las ciudades donde vemos basureros llevando su carga sin cesar.
Revisados mis archivos, suman decenas de artículos más o menos con tono de angustia por cuanto pasa el tiempo y la solución global no llega. Se insiste en paliativos que consumen energías y medios a las alcaldías sin llegar al meollo. El reciclaje es apenas una etapa, como el compost, y el intento educacional de producir menos basura. Lo cierto es que las cifras no se detienen y el resultado de tantos kilos de basura por habitante al día es una constante que abruma y produce pavor.
El autor es periodista
Columnas de MAURICIO AIRA